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Emilio Pechuan Giner, medio siglo del cine en València

  • Emilio Pechuan Giner en las oficinas del cine Capitol. 1945

VALÈNCIA. Hablar de cine en València será hablar de Emilio Pechuan Giner que, durante medio siglo, fue el gran empresario de cines de estreno en la ciudad. Las décadas de los años cuarenta a ochenta del siglo pasado se caracterizarán por las grandes producciones del cine de Hollywood, que convertirán la asistencia al cine como principal forma de ocio. El cine es un espectáculo de masas, con independencia de que el régimen sea monarquía, república o dictadura. Tras la Guerra Civil (1936-1939), la población pasa hambre, las cartillas de racionamiento están a la orden del día, y la única forma de distracción es asistir al cine, espectáculo accesible a todas las capas de la población. Así, las preocupaciones cotidianas desaparecen durante unas horas.

Emilio Pechuan, que ha recuperado los cines Coliseum, Capitol, Lírico y Tyris, expropiados durante la Guerra Civil, seguirá con su política de expansión. Su objetivo es el de seguir invirtiendo en grandes salas de cine, de estreno, con gran aforo y en el centro de València. En 1945, recién acabada la Segunda Guerra Mundial, y a pesar de la incertidumbre política de España, le compra el Gran Teatro/Gran Cinematógrafo (calle Marques de Sotelo, 6) a la familia Trenor, derriba el edificio, y construye un nuevo cine, el Rex, con casi 1.500 butacas.

Con el Rex sigue con su política de que el nuevo cine sea céntrico, lujoso, moderno y con las tecnologías más actuales de la época. Se lo encarga al arquitecto José Goerlich Lleó que, en 1914, le había construido a la familia el Trianon Palace/ Teatro Lirico. Emilio Pechuan Porres cuenta que su padre encargó la mejor tecnología y contrató para la decoración interior del Rex a los mejores diseñadores de la época: 

«Estaba encantado con la lámpara que había visto en el largometraje El fantasma de la ópera, por lo que encargó a Mariner, una empresa especializada en lámparas, que le hiciese una enorme lámpara de cristales tallados para la sala. También contrató a Arturo Boix parte de la decoración del vestíbulo y la sala. No reparó en gastos, era una inversión muy rentable, y lo fue durante muchos años. Compramos la mejor tecnología de la época, la Orpheo Sincronic, el sistema cinemascope, todo lo mejor de lo mejor».

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