Juicio al presidente de la Federación Española de fútbol

Rubiales lleva a dos testigos sorpresa que afirman que vieron los pagos a la arquitecta

5/02/2019 - 

VALÈNCIA. El presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, acudió este martes al juicio por ‘moroso’ derivado del presunto impago de la faraónica obra de su casa en València a Jasmina, su arquitecta. Tal y como informó Plaza Deportiva, la citada obra de agosto de 2015 costó 128.499 euros y, según la demanda a la que tuvo acceso este periódico, Rubiales no solo no habría pagado, sino que habría intentado abonar esa cantidad con dinero de la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles).

El presidente de la RFEF acreditó de forma previa al juicio que en cuatro días sacó del banco 120.000 euros, 50.000, 27.000, 20.000 y 23.000 euros. Según su versión, esas extracciones las realizó para abonar la deuda, pero nunca hasta el momento del juicio había aportado testigos. Dichos testigos fueron Javier, amigo y gestor de banca privada de las cuentas de Rubiales, y una trabajadora del banco al que iban a realizar las extracciones de dinero.

El director del banco de banca privada es amigo y su familia es socia en una consultora que gestiona fondos de la mutualidad de deportistas profesionales desde 2015, año que cogió la presidencia Rubiales de la mutualidad y que cambió de gestores. Este directivo dijo que había acompañado al presidente de la RFEF a sacar el dinero. 

Javier aseveró que vio uno de los pagos de 50.000 euros porque acompañó a Rubiales a la obra de su casa "porque era mucho dinero y no quería que le atracaran". La otra testigo, trabajadora de una entidad bancaria, dijo que Jasmina iba a la entidad y que, ella, desde dentro, vio como Rubiales le daba el sobre con dinero a la arquitecta y ella se lo metía en el bolsillo.

Javier, el gestor de banca privada admitió que es amigo de Rubiales. De hecho, su padre y hermano tienen una sociedad que gestiona los fondos de mutualidad deportiva de los jugadores valorado en más de 150 millones de euros.

La demanda

La demanda aseveraba que Rubiales era vecino y ‘amigo’ de la pareja formada por la arquitecta demandante y su marido, y fue a ella a la que le pidió la reforma. En un principio, agosto de 2015, les dijo que la obra corría prisa porque quería trasladarse a vivir a su nueva casa en enero de 2016. Según el relato de la demandante, comenzaron con la reforma pero en septiembre, al no haber recibido ni un céntimo, se reunieron con él en el mercado de Colón, en València.

En dicha reunión, siempre según la versión de la demandante, la pareja se comprometió a comenzar la obra "pese a no haber recibido cantidad alguna a cuenta", y es en esa reunión cuando Rubiales "habla por primera vez de un posible proyecto para la AFE, manifestándoles que había pensado en ellos para hacerse cargo del proyecto". Así, la pareja comenzó las obras y supuestamente adelantó el dinero a los proveedores puesto que el exfutbolista no pagó un céntimo. 

En la demanda se explicaba que Rubiales, al ser preguntado por el tema económico, "aduce cuestiones familiares, problemas con los bancos y Hacienda entre otros" para no pagar. De hecho, en octubre Rubiales volvió a decir que no podía adelantar dinero, pero "que no iba a ser un problema y que lo iba a resolver".

Fue a finales de ese mes cuando los demandantes mantuvieron diversas reuniones sobre el proyecto de la AFE, "indicándoles Luis Rubiales el importe aproximado de los honorarios que debían presupuestar para que fueran aceptados por la junta de la AFE". Tras esas reuniones, los demandantes comenzaron a trabajar en ambos proyectos, la reforma de la casa de Rubiales y el de la AFE, según el escrito de la arquitecta.

Un mes más tarde, el director económico de la AFE, Ignacio Chinarro, se puso en contacto con ellos para trazar diversas líneas de proyecto y, a principio de diciembre, les pidió que redujeran los "honorarios de la primera fase de 29.050 euros a 26.975", a lo que no se opusieron. 

Es entonces fue cuando las relaciones entre la arquitecta y Rubiales comenzaron a irse a pique, según Jasmina. La demanda explicó como se habían encargado de "la gestión, compra y recepción de elementos de decoración, útiles básicos de la vivienda, incluso colocación de los enseres personales como el cepillo del pelo". Por ello, le dijeron a Rubiales "que esta situación no podía prolongarse más y que los honorarios eran totalmente insuficientes para remunerar todo el trabajo, habiendo abonado ellos más de 100.000 euros".

"Chanchullo de la AFE"

Tras el encontronazo por la supuesta morosidad de Rubiales, es cuando entra en juego el dinero de la AFE. Dicen los demandantes que el directivo de la asociación "abusó de la confianza que tenía con ellos, ensalzando todo el trabajo que estaban haciendo para evitar pagar todo lo que debía y tratando de mezclar los dos proyectos (la casa y la AFE), cuando los demandantes siempre le insistieron en que se debían de tratar de forma separada, ya que la reforma de su casa nada tenía que ver con el ‘proyecto’ que les había encomendado la AFE. Si bien, el interlocutor en ambos casos era la misma persona, el señor Rubiales".

Finalmente, cuando recibieron la transferencia de la AFE por la primera fase del proyecto de la Casa del Futbolista, los demandantes solo habían cobrado 7.000 euros de Rubiales por la reforma de la casa. De hecho, cuando la AFE ingresó 28.593 euros, Luis Rubiales también transfirió 3.000 euros para, según los demandantes, "tratar de confundirlos y pretender que estos aceptaran el dinero procedente de la AFE en pago de los trabajos que se estaban realizando en su domicilio particular".

A finales de enero de 2016, la arquitecta fue a Alicante a unas sesiones de la AFE para futbolistas sin equipo en Alicante. El objetivo era estudiar las necesidades de éstos y del cuerpo técnico para poder desarrollar el proyecto. Sin embargo, algo se torció. Rubiales no solo seguía sin abonar la deuda de su casa, sino que comenzó a poner problemas al proyecto de la AFE porque "le afectaría a su imagen pública que los mismos técnicos firmaran ambos proyectos" (su casa y el de la AFE), porque según les explicó "estaban yendo a por él".

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