J.M. CASARESVALÈNCIA. Mucha emoción silenciosa. Así se presentaba el vestuario del Valencia Basket tras caer en el tercer partido de semifinales de la Liga Endesa ante el Real Madrid, al mismo tiempo que veía cómo el núcleo, su capitán, disfrutaba de sus últimos segundos con la camiseta taronja. Jugadores sentados, callados y conteniendo las lágrimas.
Alberto Abalde atendió a los medios de comunicación y esa emoción pudo con él. Con voz temblorosa, casi sin poder articular palabra, explicaba lo que significa para él Don Rafa Martínez: "Rafa se merece esto y mucho más. Sin contar al jugador es una persona brutal clave para el club en todos los años que ha estado, integrando a toda la gente que llega. Una persona súper querida y un gran amigo". A punto de estallar en lágrimas.
Entre toda esa vorágine parecía difícil ponerse a analizar el duelo que, con un poco más, podría haber supuesto forzar el tercero. El alero aseguraba que el equipo salió a por el partido que tuvo un inicio "muy igualado" pero que se decidió "por pequeños detalles": "Ellos han tenido acierto en un momento clave. En conjunto han sido justos merecedores".
No ha sido la temporada que se hubiera esperado de él, ha promediado en liga 6 puntos, 3 rebotes, 1 asistencia, 5 de valoración y un +/- de -1 en solo 18 minutos jugados. Muy por debajo de las expectativas que se tendrían de él a estas alturas.
Ahora tiene un verano por delante para trabajar y llegar en su mejor versión a la próxima campaña donde espera una exigente Euroliga. El Mundial de baloncesto se le puede haber torcido al gallego a causa de esta irregularidad. Sin embargo, Abalde no tiene nada en mente todavía. Preguntado por este periodo estival responde: "Ni idea. Acaba de terminar esto y me voy a cenar con mi hermana".
