VALÈNCIA. Sandra Sánchez ha hecho historia. La número 1 del mundo, se impuso a la número 2, la japonesa Kiyou Shimizu, en una disputada lucha. Nunca antes la había ganado. Ganar un mundial y en su propia tierra ha sido el mejor colofón a un torneo más que soberbio de la luchadora.
Desde el primer momento en que pisó el tatami mostró una profesionalidad y una concentración soberbia. Llevaba toda la vida esperando este día. Era su momento. En cuanto salió el público coreó su nombre y se llevó una gran ovación. Tenía el apoyo de la grada, y de todos esos que le ofrecieron su apoyo desinteresado se acordó con la medalla en su poder. "Me encantaría darle un trozo a cada uno de ellos", explicaba.
Ambas karatecas ejecutaron el kata 'Chatanyara no kushanku'. Era arriesgado hacer exactamente el mismo, pero con el 'Papporen', el kata favorito de la española, había perdido muchas veces. Sandra actuó la primera. Impecable. Su rival, de echo, no quiso ni mirarla. Estaba nerviosa y duante todo el kata de Sandra permaneció de espaldas al tatami. Hasta que llegó su turno. Lo ejecutó también de forma brillante y se llevó aplausos del público, demostrando que el kárate es un deporte, ante todo, de respeto.
Finalmente los jueces acabaron por coronar a Sánchez como campeona mundial por un ajustado 3-2. Es su segunda medalla mundial, tras el bronce de hace dos años en Linz, pero su primer oro. Un oro que nunca olvidará tras una trayectoria que se inició en Madrid, venciendo a María José Granados Ramírez, representante de Costa Rica, con un inapelable 5-0.
También vencería con la misma suficiencia y el mismo resultado a la dominicana María Dimitrova, la eslovaca Ema Brazdova y la canadiense Rita Ngo. En la semifinal, la española volvió a mostrarse intratable, esta vez ante la karateca de Hong Kong Mo Lau y lo hizo con su kata favorito: el papuren. Y de nuevo repitiendo con otro arrollador 5-0.
Sandra Sánchez, tetracampeona europea y dominadora del ránking mundial, ya tiene su primer oro y continúa así con una trayectoria meteórica que se inició hace cinco años. Que siga el éxito.