VALÈNCIA. El Llevant hubo de confirmar la permanencia tras un esprint final de órdago, con cuatro finales que tuvieron ayer su guinda, en un partido cardíaco, con remontada incluída. Durante la temporada hubo situaciones tristes y extravagantes –un futbolista en prisión; otro, criado en Orriols desde los 16 años, cuya marcha al vecino se filtró–, y otras más corrientes: ambiente enrarecido entre los responsables deportivos, incomprensible mercado de invierno, arbitrajes nefastos y algunas dosis desesperantes de infortunio.
Una de las mejores plantillas de la historia del Llevant conquistó la salvación en la penúltima jornada, tirando de épica y testosterona. Y no todas las causas para que ello sucediera fueron externas, claro. Hubo errores no sólo en la confección de la plantilla sino también en su gestión, algunos muy graves.
En cualquier caso y ante tanta adversidad, un levantinismo extasiado hizo suya ayer al fin la feliz expresión de Terminator: "Sayonara, baby". O lo que es lo es lo mismo: "Sayonara, yunque", en alusión al yunque de la adversidad que ha acompañado en muchos momentos históricos al Llevant UD desde que Paco Gandia acuñara la expresión.
Crónica de una victoria anunciada.
Volvió a funcionar. Como en los tres partidos anteriores. Y así es como el Llevant ha sumado 9 de 9 puntos –el Barça no cuenta– para conseguir la salvación y celebrar el 110 aniversario en la élite, con la posibilidad de abordar con plenas garantías los proyectos en marcha que deben disparar al club hacia un futuro ilusionante.
Volvió a funcionar: 4-4-2 con Vukcevic de stopper. Funcionó, de hecho, como un reloj. Pese a Pier, que cometió dos errores infantiles, calcados, en los primeros minutos, para dejar vendido a Aitor, que evitó la tragedia. Poco después el gallego tuvo la desgracia de lastimarse, antes de haber recuperado la calma. Eso, la lesión de Toño en la primera jugada del partido y otro despiste de Coke propiciaron diez minutos iniciales de infarto en los que el meta levantino fue esencial, sobre todo al sacar una manopla tras un remate a bocajarro en un córner.
Luego Aitor apenas tuvo que hacer ya más paradas de mérito, pero se mostró superlativo, segurísimo en todas las facetas del juego. El Girona, aparte del gol y del balón parado, apenas creó peligro en un disparo que se marchó cerca de la escuadra. El Llevant, de blanquinegre al fin, lanzó unos cuantos latigazos, con Morales por banda –poco inspirado– o en segundas jugadas propiciadas por Mayoral, jugando definitivamente de pivote de balonmano, que propiciaron las llegadas de Bardhi, Campaña o Jason.
Tras sacudirse el dominio inicial gironí y mientras Montilivi atronaba ya en blaugrana, con el aliento inextinguible de 500 levantinos, se vio claramente, por si alguien tenía dudas, de qué iba el partido: el Girona, a tumba abierta contra Aitor, con el corazón y el alma; el Llevant, decantando el triunfo a base de seguridad defensiva, trabajo en todas las líneas y buen trato del balón, espeando la ocasión de aguijonear. Así transcurrió la tarde, hasta el gol de Stuani, que no estaba en el guión, un tanto de zapador del área, aprovechando un rechace en el sitio justo.
El Llevant había salido mejor en la segunda mitad, creando la sensación de que en cualquier momento una de sus combinaciones saldría bien, recordando a los gerundenses quién detentaba el talento. El 1-0 fue un chasco que el once granota tardó un suspiro en reparar. Jason abrió las piernas para que un pase que parecía inocuo, habilitara la llegada franca de Pedro López, que se inventó una rosca perfecta para la cabeza de Morales. El Comandante, tan poco amigo del testarazo, la colocó de Play Station, inalcanzable para el portero. El Girona vio como su milagro se desleía.
Todo pudo cambiar en el 73'. Del Cerro señaló de la nada penalti y expulsión de Coke. El VAR le corrigió. Y en el 85' Bardhi puso la puntilla y diseñó el júbilo del levantinismo global, de Montilivi a Pittsburgh: Mayoral rebañó el enésimo esférico de espaldas a la portería y lo prestó a Campaña que dibujó una fantasía para el macedonio, quien, con la zurda, se reconcilió con el gol en el momento justo. Los cinco minutos que quedaban y los seis de prolongación apenas se disputaron. El Llevant, con un uruguayo, un vallecano y otro coruñés, tiró de oficio y ató una permanencia con sabor a ascenso.
CLAVES, por Borja Bens
••• Aitor ha sido el héroe del partido. Sin sus intervenciones providenciales y su concentración durante 101 minutos, quién sabe si ahora mismo el Llevant tendría asegurada la permanencia.
••• El VAR que tanto ha castigado al levantinismo durante la Liga, hoy ha hecho justicia y ha evitado un penalti y expulsión inexistentes.
••• El Llevant ha sufrido más que el rival. El Girona ha tenido más aproximaciones, además de los 10 primeros minutos, pero los granota han tenido más pegada y más eficacia.
••• Durante la semana se ha trabajado con el planteamiento de que el Girona, más obligado a ganar, saldría al ataque y el Llevant tendría espacios para el contragolpe. Sin embargo muchos de ellos han acabado con un mal último pase y los gerundenses han tratado de evitarlos a toda costa, jugando muy al límite y consentidos por el árbitro.
Girona FC 1-2 Llevant UD
UNO A UNO: Aitor (10); Coke (7) Rober (3) (Postigo (6) 19' (Cabaco (6) 78'), Vezo (7), Toño (sc) (Pedro López (7) 1'); Vukcevic (7), Campaña (7), Bardhi (8), Jason (8); Mayoral (7), Morales (7)
Paco López (8).
Goles: 1-0 Stuani 59'; 1-1 Morales 61'; 1-2 Bardhi 85'.