Se busca entrenador alfa para ADN

VALENCIA. Tengo el optimismo desbordado. Todo apunta a que el Valencia podría elegir a un entrenador de fútbol en lugar de a un estudiante Erasmus para ocupar su banquillo principal la próxima temporada. La campaña ‘Meriton te beca’ haría un paréntesis en su labor formativa para adquirir a un técnico profesional. Lim, tú antes molabas.

Tener a un entrenador profesional, incluso a uno con más de tres o cuatro años de experiencia en los banquillos, supondría un avance sideral. Pero cuidado, la búsqueda a la desesperada de un entrenador alfa se emparenta con aquellas relaciones de pareja que están en crisis e intentan solucionarse teniendo un hijo. Solucionemos lo que va más allá de tener a uno u otro entrenador.

Leía unas declaraciones de Giménez -se ve que es un defensa del Atlético de Madrid- en el que señalaba que veía en el Atlético el mismo ADN que caracteriza a la selección de Uruguay. El ‘pupas’ (menudo término falaz) transformó su victimismo atroz en competitividad devoradora. Justamente sus directivos chupopteros, calamitosos y supuestamente irregulares siguieron siendo los mismos (como ahora ganan apenas se les cuestiona). En ellos sí la dirección deportiva, incluso antes de llegar el Cholo, empezó a imprimir un carácter deportivo, una trama genética que Simeone -mejor entrenador del año- bordó. Posiblemente fue casualidad, pero había detrás una intención.

Posiblemente también en la construcción del Valencia de principios de siglo no hubo una voluntad identitaria más allá de que un entrenador aguerrido cogió a un grupo fantasioso y lo puso a picar piedra. Los entrenadores que vinieron después aprovecharon ese trabajo para amasar con idénticas virtudes. Claudio, Héctor, Rafael… Un ADN.

¿Cuál se busca ahora?, ¿en base a qué idea de grupo, de club, de proyecto se escogerá al nuevo entrenador?, ¿se le va a exigir al entrenador que se adapte a un estilo o se va a aprovechar la llegada del técnico para que sea él quien configure un ADN propio? La contratación de Nuno no respondió a ninguna lógica deportiva. La de Neville tampoco. La de Pako sí: una situación de urgencia que él propuso solucionar (objetivo conseguido).

Elegir cargos técnicos ajenos a la lógica deportiva puede salir bien una vez; en la mayoría de ocasiones sale mal. Seleccionar a un entrenador a expensas de un modelo de juego puede salir mal, pero la mayor de las veces sirve para gestionar mejor los recursos y tener una claridad de ideas.

Pellegrini y Paco Jémez, dos de los papables, se parecen tanto entre sí como Manolo Mas e Iñaki Gabilondo. Comparten profesión, es cierto. Si hay que fijarse en los precedentes el que venga será uno que nunca haya sonado. En Limlandia lo que mejor se les da es la custodia de secretos. ¿Es pedir mucho que al escoger a ese técnico alfa se esté pensando también en términos de ideología futbolística? Así, como diría Giménez, se estaría más cerca de tener un ADN definido en lugar de elegir a ciegas.