VALÈNCIA. La nueva vida comienza en un Levante definitivamente anclado a la Segunda División. El club jugó muchas de sus fichas al fallido ascenso y el 'palo' del pasado sábado no solo golpeó en lo anímico. Tras casi media hora de celebración babazorra, todavía restaban en el palco algunos miembros del Consejo de Administración. Entre ellos el más importante. Quico Catalán todavía se despedía de allegados en la grada central del Ciutat cuando ya algún futbolista salía entre lágrimas del estadio. El director financiero, Ignacio García, también permanecía prácticamente inmóvil, con la mirada mojada y perdida. Es él, precisamente, quien ha ido encajando y explicando números, dentro y fuera, durante la temporada. Y quien también ahora habrá de aplicar a la realidad la frialdad de la economía granota.
¿Y ahora, qué? Como pronto, el no ascenso supondrá un reducción de plantilla -deportiva y no deportiva-, y el futuro de las cabezas más visibles amanece inmediatamente en entredicho. El del propio presidente, que todavía no ha roto su silencio y no ha planeado hacerlo de momento, es el primer nombre que brilla a la hora de definir el futuro del club. Quico Catalán renovó su cargo hasta 2024 y tras una temporada calmada entre una oposición por formar, vuelve al escenario principal. También Felipe Miñambres, a quien se le dio el llavero completo de la planificación deportiva con el acecho del descenso más de un año atrás y que ha fracasado en los dos proyectos que ha armado para el regreso, con Mehdi Nafti y Javi Calleja al frente.
El sino de Catalán y Miñambres está, en realidad, ligado. Según expresó el propio presidente en la presentación del astorgano en febrero de 2022, si hay cambio de Consejo y la 'era Quico' llega a su fin el próximo diciembre, el nuevo ejecutivo podrá resolver el contrato del director deportivo "por una cantidad irrisoria", de la misma forma que Miñambres podrá hacer lo propio. Es la decisión más urgente a tomar desde los altos despachos, porque a su vez el nombre del leonés está intrínsecamente enlazado con el del entrenador.
Javi Calleja firmó en Orriols por dos años y el segundo estaba supeditado al ascenso. En caso de no haberlo, la figura tocada del técnico entraría en una nueva dimensión en la que cualquiera de las dos partes podría cortar la vinculación previo pago de ideminzación, también asequible. Ya la clasificación en el play-off aseguró al técnico su nuevo contrato en el Levante, pero el fracaso deportivo evidencia la necesidad de acabar con la etapa de un entrenador que ilusionó pero dejó de hacerlo a velocidad de crucero, en un 2023 racheado y para olvidar.
Las decisiones no habrán de demorarse, como tampoco deberían hacerlo las explicaciones públicas del presidente. El Levante marcó en sus presupuestos, aprobados de nuevo con el rodillo de la Fundación el pasado es de diciembre, unas ventas por valor de 13,6 millones de euros antes del 30 de junio. Y son varios los futbolistas que, inmediatamente después de que Asier Villalibre conviritera en el 130, se acuestan sobre la rampa de salida. Jorge De Frutos volverá a ser protagonista del mercado, aunque la situación contractual del segoviano no es la que más ahoga en las arcas granotas y las cantidades que podría dejar en caja están sujetas al 50% de sus derechos económicos, pertenecientes al Real Madrid.
Ídolos de la hinchada como Pepelu o Cárdenas son futbolistas que tendrán mercado, de hecho ambos pudieron salir en etapas anteriores. En el caso del primero, antes de su renovación, hizo oídos sordos a importantes propuestas económicas para apostar por el ascenso inmediato del club. Su ampliación por diez temporadas fue histórica, pero también sujeta a asteriscos que le facilitarían una marcha con la entidad en Segunda División. Pepelu, de los más afectados en las entrañas del Ciutat la pasada madrugada del domingo, todavía no se ha pronunciado como otros que, como Iborra, habrían de renegociar a la muy baja para coger de nuevo el camino a Orriols, u otros que, como Vezo, se apuntaron a "intentarlo de nuevo", pero que también residen entre las posibles ventas del verano. Mucho trabajo por hacer. De momento, reina el silencio.