VALÈNCIA. El Valencia CF dejó escapar tres puntos ante Osasuna tras dominar el encuentro en gran parte de los minutos pero sin llegar a poner en peligro la meta de Sergio Herrera. Con Hugo Duro tocado, pese a que marcó, y sin soluciones en el banquillo, el Valencia no disparó a portería hasta la segunda mitad.
Baraja no para de pedir fichajes en la parte de arriba a la dirección del club y, a cinco días de que acabe el mercado, ni Rafa Mir, ni Amallah, ni otras incorporaciones están bajo las órdenes de Baraja.
Con el debut de Sergi Canós se pudo dar descanso a Fran Pérez y a Diego López, que están 'castigados' a echarse la responsabilidad del ataque a las espaldas junto a Hugo Duro, que anotó solamente un gol en liga la pasada campaña y ha pasado a ser el obligado killer del equipo.
Con la presión, el equipo no tiene variantes y Baraja no tiene plan 'B' en el banquillo, algo que era evidente antes de comenzar LaLiga y que es visible en cada partido que disputa el Valencia CF.
Las dos primeras victorias no pueden tapar las carencias del equipo que pide refuerzos a gritos y que, de no llegar ayuda, la temporada puede ponerse muy cuesta arriba y hacerse muy larga, ojalá no tanto como la anterior.
La cara de Rubén Baraja antes y después del partido es un reflejo de su plantilla, que ve que no da para todo y que desde el club las sensaciones no son excesivamente buenas para los días que quedan de mercado.
Lejos quedan los 5/6 fichajes que dijo Rubén Baraja el día de la presentación ante el Aston Villa, y parece que serán uno o dos lo que lleguen a Valencia, en caso de que lo hagan, y que serán insuficientes para que el equipo se quede tranquilo.
Con la nueva posición del Sevilla en el caso Rafa Mir, y con el apretón en las últimas horas por Amallah, el Valencia debe trabajar a contrarreloj para subir el nivel de la plantilla que, junto a Baraja, deberán esquivar la parte baja de la clasificación, un infierno que queda lejos de ser un paraíso.