VALÈNCIA. ¿Por qué la demanda que se presenta es contra Amadeo Salvo y Aurelio Martínez y no contra todos los patronos que votaron a favor de la venta?. La pregunta se escuchó en la rueda de prensa que el abogado Jaime Navarro y el grupo Libertad VCF ofrecieron para anunciar tres demandas con motivo de la adquisición de la propiedad del Valencia por parte de Meriton Holdings. La interpelación tenía su sentido. Quizás también algo de tufillo a un partidismo pretérito. Es cierto que ni Amadeo ni Aurelio estamparon su firma en el contrato final con el hijo del pescador, pero dejaron su impronta (y la intermediación) a lo largo del torticero proceso de venta. Power Salvo e Insignia Martínez fueron los abanderados de un traspaso que no fue ni claro ni justo, y que ahora veremos si fue o no legal. Esto me recuerda a una recurrente frase de un amigo: “¿Quién tiene la culpa el mono o el que dio la pistola al mono?. Pues eso.
El pasado martes asistí más por devoción que por obligación a un acto como el de Jaime Navarro y Libertad VCF en el Ateneo Mercantil, con una puesta en escena impecable, en el que se desnudaron las vergüenzas (si es que las tienen) de más de uno. Tanto de los que en su día estuvieron en el club y la Fundación, como de los que a día de hoy aún están. Quedó al descubierto la indecencia de los que lideraron la peor noticia de la centenaria historia del Valencia, la venta fue un dolor mucho más profundo que la desfeta de Karlsruher, como de los que día a día se empeñan en cavar más hondo la tumba de la entidad. A ver si sacan petróleo, caramba. En este sentido, la verdad es que los Murthy y compañía lo están haciendo de diez. Yo no lo hubiera hecho mejor. Sois mis ídolos (fina ironía). Este partido se jugará en los tribunales.
Tras lo visto en el Ateneo no sé si las demandas que anunciaron este grupo de aficionados que siente el hierro prosperarán, porque Peter Lim cuenta con mejor equipo en los tribunales que en la sede del club (de momento gana por goleada en los juzgados), pero la iniciativa me parece cuanto menos plausible. Sobre todo porque detrás de ellas no hay ningún interés en vincularse profesionalmente con el Valencia en el presente o en el futuro, ni de adquirir acciones de la entidad, sino que el verdadero propósito radica en que se haga justicia tras un proceso de venta que consideran opaco e ilegal. Además, también, de una finalidad tan emocionante como lícita y cargada de un sentimiento heredado como es la lucha por democratizar el club y devolver el Valencia a sus aficionados.
¿Qué quieren que les diga?. A mí, los Pepe Barberá, Juanjo Ortega, Jaime Navarro, José Antonio Pérez y Dionisio Canales me ofrecen mucha más confianza y credibilidad que un tipo como Peter Lim cuya empresa, Meriton Holdings Limited, no tiene objeto social, ni domicilio en España ni en Singapur sino en un paraíso fiscal como Hong-Kong, y cuyo interés por el Valencia es proporcional a las veces que ha acudido a Mestalla para ver jugar al equipo. Por eso, y como apuntaba antes, no sé si las demandas prosperarán (ojalá lo hagan) pero lo cierto es que al menos servirán para dar a conocer la verdad de lo que con acierto se ha denominado “La venta de la vergüenza”, además de remover las conciencias de un pasado muy triste pero no tan lejano en el tiempo como para ser olvidado. Ni perdonado.