Hoy es 7 de octubre
VALÈNCIA. Señores de Skoda, denle el nombre de 'Pipo' a su próximo vehículo. Pese a que a alguien en el club le diera una lipotimia cuando el míster hizo la comparativa entre la marca Ferrari y la fábrica de automóviles checa para contextualizar el momento del equipo y la dificultad de competir contra gigantes, la publicidad les ha salido gratuita. Skoda Pipo. Lo veo. El nombre tiene gancho.
Ahora bien, no vale cualquier modelo. Tiene que ser uno robusto, uno que aguante pinchazos o reventones de rueda, arañazos en la carrocería... Que es lo que ha tenido que superar el Pipo todo el curso. Su mérito y el de la plantilla es doble. Han combatido contra el enemigo exterior: la competición, y el interior: el Local Management y su no-proyecto de club.
Más que soportar o aguantar, el verbo sería tolerar. Que es lo que decidió Rubén Baraja para relanzar su carrera en una apuesta de riesgo que le ha salido bien. A él y al club.
Así que, si no aparece Manolo García Quilón, su agente, con una oferta sorpresa de un verdadero proyecto deportivo que lo impulse a salir, el técnico entrará en su segundo año de contrato. Y, de nuevo, le acompañarán los nubarrones y las turbulencias. Efectivamente, tolerar sería la palabra.
Por eso Baraja deja migas de pan antes de que se las coman los pájaros cada vez que tiene ocasión. El técnico, excepto cuando le traiciona el subconsciente y buscando una marca de coche asequible para cualquier bolsillo nombra al patrocinador del club, siempre ha medido bien sus palabras. Pero, incluso en ese momento, cuando patinó con la marca checa, su mensaje tenía carga de profundidad. El club ha perdido reputación y el futuro no es halagüeño, es fatídico. Baraja acepta caminar una temporada más por el fino alambre de Meriton, pero debajo el vacío es más negro y más espantoso. Él lo sabe, pero no quiere que se olvide. Sus palabras son una advertencia para la gran ola que intuye que llega.
Por eso tampoco deja de recordar que la temporada es un éxito y que hay que "celebrar". Porque este club se ha depreciado respecto a su etapa como jugador. Y la exigencia es otra: la supervivencia. Y en este momento coyuntural, con Meriton en el gobierno, es un triunfo salvar la categoría y haber competido hasta el final con clubes que te han atropellado en presupuesto y en proyecto deportivo. Baraja tiene razón.
El fútbol no tiene memoria y sumar un punto sobre 18 posibles en las últimas seis jornadas de liga han dejado un regusto amargo en un sector de la afición, que ha obviado el resto de la temporada y cuestiones como la poca profundidad de banquillo, la escasez de refuerzos y la juventud de la plantilla, por ejemplo. Y Baraja, con criterio, insiste en poner en valor la temporada. Porque sabe mejor que nadie qué sucede intramuros.
Su aviso ha tardado poco en constatarse. Giorgi Mamardashvili está cerca de salir. El club ya tiene sustituto: Stole Dimitrievski. Un portero para la coyuntura actual. Con el cambio sales perdiendo. Debilitas tu estructura y prescindes de un portero de 23 años, que todavía no ha tocado techo y lleva dos cursos siendo el mejor y sosteniendote con sus manoplas de caer a segunda división. Y es el primer movimiento de mercado de Singapur.
¿Veis como Baraja tenía razón con lo del Skoda? El proyecto es de mínimos. Cada temporada mengua. Veremos si el Pipo lo saca otra vez de los raíles que lo conducen hacia el barranco. Skoda Pipo, lo veo.