Hoy es 11 de octubre
VALÈNCIA. Corría la temporada 2010/2011. El Milán de los Seedorf, Pirlo, Ibrahimovic, Pato, Zambrotta y compañía se proclamaba campeón de la Serie A, interrumpiendo así la racha de su vecino Inter de Milán, que se había hecho con los cinco Scudettos anteriores. Fue la última vez que la Juventus no ganó el título. La Vecchia Signora acumula en la actualidad ocho entorchados consecutivos, y marcha camino del noveno. En una década teñida de bianconero, un solo club ha sido capaz de seguir la estela: el Napoli.
Un escalón por debajo de los más laureados del Calcio, Gli Azzurri robaron protagonismo a Milán, Inter, Roma o Lazio hace ya algunas temporadas. Con una Juventus intratable e inaccesible, el Nápoles ha sabido reinventarse mejor que sus competidores para obtener una regularidad que lo sitúa siempre entre los mejores a lo largo de los últimos años en el país transalpino.
No baja del podio de la Serie A desde la temporada 2014/2015, cuando terminó quinto, ganó la Supercopa de Italia en 2014 y ha vencido en tres ediciones de la Copa de Italia en la última década, la última imponiéndose a la Juventus hace poco menos de dos semanas en la tanda de penaltis.
Esta regularidad para codearse con los grandes es la que ha permitido al club del productor de cine Aurelio De Laurentiis convertirse en un habitual en la máxima competición continental, la Champions League. Así, en San Paolo han hecho parada, durante los últimos años, las grandes locomotoras del fútbol europeo; la última de ellas, el Barcelona, rival por un puesto en los cuartos de final de la presente edición, tras el 1-1 de la ida en Campania.
Esta temporada representa y ejemplifica la lucha del Nápoles por no perder su lugar entre los mejores. Un inicio de temporada desastroso terminó con la destitución de Carlo Ancelotti en diciembre. El club decidió apostar por Gennaro Gattuso, un entrenador inexperto, para tomar las riendas de un equipo a la deriva. El exjugador del Milán, caracterizado en sus tiempos de jugador por un carácter y un genio incomparables, le ha dado a la plantilla, paradójicamente, la calma y la tranquilidad necesarias para reencontrarse con su mejor nivel.
El campeón del mundo con Italia en 2006 es ahora un técnico reflexivo y tranquilo, un estudioso del fútbol e incluso un especialista en la terapia de grupo. Ha recuperado el mejor nivel de jugadores clave como Lorenzo Insigne, Fabián Ruiz o un Kalidou Koulibaly que suena como refuerzo del Manchester United de cara a la próxima campaña. Tras la debacle inicial, el equipo ha enderezado el rumbo, se encuentra en puestos europeos y ha incorporado a sus vitrinas la última copa de Italia tras dejar en la cuneta a Lazio, Inter y Juventus: las tres escuadras que lideran la serie A en este momento. El título les asegura a los de Gattuso una plaza en la próxima edición de la Europa League, algo que cobra valor después de las dificultades sufridas durante el primer tercio de liga.
Con un reconocible 4-3-3 y una gran predilección por sacar la pelota jugada, el Nápoles reforzó su parcela medular el pasado invierno con Diego Demme, que es un fijo acompañando al polaco Piotr Zielinski y a Fabián Ruiz, y con el ex del Celta Stanislav Lobotka. En defensa, la fortaleza y el liderazgo de Koulibaly se ven perfectamente complementados por la disciplina y anticipación del mariscal griego Konstantinos Manolas, ex de la Roma. La proyección ofensiva de sus laterales, generalmente Di Lorenzo y Mario Rui, unida a la visión de juego y llegada de Fabián Ruiz, hacen del Nápoles un equipo muy combinativo y con mucha presencia en tres cuartos de campo. Arriba, el talento rebosa, cortesía de futbolistas como Dries Mertens, Lorenzo Insigne, Arkadiusz Milik o José Callejón, que cumple su séptima temporada en las filas de I Partenopei. Fernando Llorente, que apenas cuenta con minutos, es otra baza que maneja Gattuso en el banquillo.
A diferencia de lo que ocurría a finales de los ochenta con Maradona como ídolo de San Paolo, la escuadra del sur de Italia presenta en la última época un equipo tremendamente equilibrado y compensado en todas sus líneas, y sin una gran estrella como escaparate. Con la premisa de tener el balón y sacarlo jugado desde atrás, se trata de uno de los equipos que más se estira y mejor juega la pelota en Italia. Sin embargo y por contrapartida, esta convicción le pasa factura en ciertas fases de los partidos a la hora de replegar para no dejar espacios entre líneas. Sin duda, el Napoli representa una filosofía apoyada en una gestión ejemplar que le permite asentarse entre los grandes de una competición tan exigente como el Calcio y, a su vez, pelear por hacer lo propio en Europa, un reto todavía mayor.