VALÈNCIA. Suena este, el otro y el de la moto. No sé si os recuerda algo esta cantinela, pero a mí, sobre todo, me aburre, porque quiere engañarme y no es cosa del mensajero, sino de los filtradores que tiene este club y que no dejan de dar señales de humo para salvar sus propias posaderas, quedar bien con el personal y parecer que están haciendo algo, más allá del almuerzo. Lo cierto es que Corona sigue agazapado en su discurso victimista, pero su gestión deportiva se resume en dos cosas: cero fichajes (ni tan siquiera para reforzar el filial, como sí hizo Longoria, trayendo gente de proyección) y ser artífice del engaño a Gracia, que vino aquí con su cantinela, y luego ha sido (y es) otra. Mientras tanto, pues va soltando nombres por ahí, porque sus informes están, claro. No discutamos su capacidad de trabajo, ni tan siquiera su ojo (no sé si es bueno o malo, aunque sí sé que en Almería no le echaron nunca de menos) para detectar gangas de mercado. Quizá toda la energía que gasta en quedar bien con unos y otros, en cubrirse las espaldas dejando caer nombres que nunca vendrán, “envenena mis sueños”, que diría el poema de Luis Cernuda. Pues no te digo que no lo haga, pero ¿para qué sirve decirlo? ¿para hacer más grande el engaño? ¿No se da cuenta que así da pie al juego del máximo accionista?
Es jugar al engaño, como lo juega (y este sí me parece un culpable de narices) el gran filtrador, Anil Murthy, que se dedica, como nadie, a tirar nombres sobre la mesa. Y sí digo que hay una diferencia clara entre él y Corona: el segundo, que sí es hombre de fútbol, solo busca justificar un trabajo que, a fecha de hoy, se hace invisible, mientras que el segundo, quiere hacer visible algo que no existe y sabe que es mentira. Es una diferencia importante, porque uno, Corona, lo hace por instinto de supervivencia (igual que lo haríamos todos si viésemos que nada de lo que hacemos luce), mientras que el otro lo hace por placer, por cachondeo, por soberbia.
La gestión deportiva de Anil Murthy se puede resumir del siguiente modo: en su primera campaña al frente de la política y gestión al respecto el equipo acaba noveno, con 53 puntos y un balance de 13 derrotas y 14 victorias. Fuera de Europa, con tres técnicos en el banquillo. Un total de cuatro puntos los sacó Marcelino con Alemany en la gestión directa. A partir de ahí, si cuento los que se sacaron con el mallorquín aún en el club, son 17 puntos, por tanto, con Murthy al frente y plenos poderes, el Valencia sacó 36 puntos en 26 jornadas, lo que hace una media de 1,38 puntos (redondeando) por jornada. Con ese ritmo el equipo acabaría con 52 puntos, es decir, seguiría en la misma posición tan característica de Meriton. Y en Champions, pues pasamos a la siguiente ronda y la Atalanta nos aplastó marcándonos ocho goles en total. Esta temporada los números dan otro dato a falta del partido contra el Cádiz, que no contabilizo ahora: tus 15 puntos en 16 partidos te llevan a sacar 0,93 puntos por jornada, de tal manera que tu puntuación podría ser la siguiente: 35,3 puntos y podrías estar en segunda división a poco que aprieten los demás. Los números dicen que en 42 jornadas en total (las del curso pasado y las de este), el Valencia de Murthy sacaría 1,2 puntos de media, así que llevando esto a una temporada normal (con 38) tu media sería de 45,6 puntos por temporada, es decir, no bajar, mantenerse.
A todo esto, que son números y que resultan impepinables, se escalde el gato o no, cabe añadir el desmantelamiento de una plantilla que ha bajado su valor de manera preocupante. Y su calidad también. El valor de la plantilla está un 40% más bajo que la del año pasado y ha llenado el vestuario de jugadores cuyo valor de mercado no alcanza el millón de euros (un total de seis jugadores) o de cinco millones, para no ponernos muy exquisitos (un total de 12 jugadores). Hay muchas fuentes de información al respecto, y mucha disparidad sobre todo ello, sí, pero todas coinciden en la devaluación del producto valencianista. Y lo curioso es que es un vestuario sano y honesto, que lo está dando todo incluso en los casos en los que ese “todo” es nada, porque carecen de calidad para hacerlo. Con Mestalla lleno de gente esa misma honestidad, a pesar de su valoración muy positiva, tampoco sería suficiente, porque este club está concebido para luchar por objetivos de realengo, y no por comer las migas de los demás.
Ahora, unos y otros, desde dentro, nos llenan la cabeza de pajaritos con jugadores que siempre están a un paso para venir, siempre están esperando una llamada, siempre están a punto, etc. Milongas, como ya dije en un artículo en verano. Nos hacen el lío, nos ponen gestiones que se hacen (y no digo que no se hagan), pero hay una verdad: si viene alguien es por intereses del máximo accionista y no por necesidades reales de la plantilla. Lo que venga, si viene, nada tendrá que ver con lo que filtran algunos, sino con las opciones reales que tiene el club, venido a menos de manera galopante, porque hoy mismo, el quinto central del Celta sería titular en tu equipo. Esa es la gestión deportiva de Murthy, su legado, su huella: bueno, esa y vender a Ferrán por menos de la mitad de su valor, regalar a Parejo y Coquellin, no sacar a Sobrino, Gameiro, Cheryshev, Mangala y otros… Al 2021 le he pedido, entre otras cosas, que me dé solo un motivo, un motivo solo, para poder seguir manteniendo viva la esperanza y la confianza en el club.