VALÈNCIA. La vorágine del día a día y la política deportiva implantada por Meriton en el Valencia CF sustentada en la improvisación y la ausencia absoluta de otra estrategia que no consista en disfrutar del placer de vivir en una ciudad maravillosa, nos impide en la mayoría de los casos hacer análisis con mayor proyección de 30 ó 40 minutos. Instalados en el círculo vicioso de comilona - chapuza - comilona y con un desprecio absoluto a la historia de la entidad resulta francamente complicado levantar la mirada, primero hacia atrás para analizar el camino recorrido, también al presente para elegir el camino adecuado y después al futuro para diseñar el camino a recorrer a medio y largo plazo. Si estos ‘señores’ estuviesen dispuestos a admitir que el Valencia CF ya existía antes de llegar ellos y tuviesen la mínima curiosidad por analizar las últimas décadas comprobarían que el final del Siglo XX y el comienzo del XXI fue una época gloriosa y, además de no hacer el ridículo sacando pecho en las redes sociales del club por el mero hecho de que un canterano marque un gol bajo su mandato, les serviría para ver dónde estuvo el Valencia, dónde está ahora y hacia dónde debería caminar. Por aquel entonces y en tiempos posteriores, cuando los derechos televisivos y el dinero de la Champions se convirtieron en principal sustento de Clubes que -como el Valencia- no gozan de una superestructura comercial, el Valencia CF se instaló en la tercera posición del fútbol español y conseguir esa tercera o cuarta plaza que te catapultase hacia la Champions pasó a ser el método básico con el que alcanzar la sostenibilidad de la institución. Cierto es que no siempre se consiguió y hubo gestiones desastrosas que complicaron la vida de la entidad y que terminaron poniendo al Club en sus manos pero, salvo que ellos hayan inventado la pólvora y en seis años que llevan en el Valencia no han demostrado haber inventado nada, el modelo no ha cambiado porque el negocio está montado como está montado.
Más allá de la consecución de un título de Copa -que es el único asequible actualmente- que contribuya a la éxtasis de un sentimiento de pertenencia que en Meriton suena a marcianada, si de verdad estuviesen ocupados en la viabilidad del Club, deberían procurar una estructura deportiva encaminada a que el Valencia tuviese siempre opciones de entrar entre los cuatro primeros para garantizar el dinero de la Champions y el procedente de los derechos televisivos de la Liga condicionados a la clasificación. Es evidente que no lo están haciendo y los trenes van pasando de largo. No hace muchos años el Valencia miraba por el retrovisor al Atlético de Madrid hasta que los colchoneros encomendaron su destino al Cholo Simeone y el ‘pupas’ nos adelantó como una exhalación y se ha acomodado en la ternera alternativa del fútbol español. Fue entonces, no hace tanto, cuando el equipo con el que había que competir para conseguir un pasaporte de Champions pasó a ser el Sevilla que, abrazado a la eficacia de Monchi en la Dirección Deportiva, mantiene una velocidad de crucero que lo puede convertir en inalcanzable si no nos ponemos las pilas de manera urgente. Inexplicablemente el Valencia de Meriton ha dejado pasar otro tren despreciando torpemente la figura de Mateu Alemany como director de orquesta y, hoy en día instalados en la más desoladora inoperancia, no solo corremos el peligro de que el Sevilla tome mayor distancia sino que estamos invitando a Clubes como Villarreal, Getafe, Real Sociedad o incluso el Betis a que consoliden proyectos más solventes que el de un Valencia que no lo tiene.
Si, descartados Real Madrid y FC Barcelona por gigantismo, también acabamos por perder de vista al Atleti y al Sevilla y, además, se cuelan por la gatera otros aspirantes, lo que era el objetivo inexcusable del Valencia CF acabará siendo una quimera y el Club quedará condenando a la insignificancia. Ya que les importa bien poco el daño que dicha situación provoca al aficionado que vive su valencianismo como un sueño truncado, aunque sólo fuese por la revalorización de la inversión efectuada, urgiría un cambio radical el la política deportiva de la entidad que es mucho más importante que el hecho de ganarle esta tarde al Huesca. Pero... ellos sabrán por qué, ni saben, ni quieren, ni parece inquietarles lo más mínimo.