VALÈNCIA. Triste la derrota sufrida por el Valencia en Mendizorroza ante un rival que lucha por la salvación y al que la victoria le era esquiva en las últimas jornadas. Soplo de esperanza para los de Mendilibar y baño de realidad para los de Bordalás. Decepcionó el equipo valencianista que no entró bien en el partido y que, además, no supo aprovechar el penalty de Guedes que igualaba la contienda. El penalty y la igualada espolearon al Alavés y el Valencia se hizo pequeño. Un ingenuo Yunus cometió penalty y el Alavés se llevó los tres puntos.
Lo peor de todo fue la imagen de los de Bordalás. Superados por la intensidad del Alavés y demostrando que las rotaciones en este Valencia de Lim sólo hacen que debilitar al equipo. Y eso que desgraciadamente no jugamos competiciones europeas y a priori deberíamos de tener una mejor situación física ante nuestros adversarios.
Tras los vitorianos viene el Barcelona con muchos problemas en su defensa. Un Barcelona en reconstrucción que a pesar de algunas individualidades emergentes está lejos de alcanzar los niveles de juego que mostró con Messi y compañía. Veremos si el pensamiento está también en la liga o si nos lo jugamos todo a la Copa. Un peligro, que pondría en evidencia, caso de no conseguir el título, toda la planificación deportiva.
No sólo hay que vencer al At de Bilbao sino que habría que ganar, en una hipotética final, al otro finalista. Pensar en la Copa únicamente es un riesgo que sólo toman los que se encuentran en una situación crítica. Recuerdo en la universidad aquéllos que durante el curso están más en el bar de la facultad que en las aulas y que cuando llegan los exámenes intentan en pocos días estudiar lo que deberían haber estudiado durante el año.
Incluso, tentando a la suerte, estudian de veinte temas uno o dos por si por casualidad salen esos temas y pueden aprobar. Lo normal es que no salgan. Los tenistas también cuando se ven contra las cuerdas intentan fuertes golpes buscando ajustar las líneas de fondo para ganar los puntos. La mayoría de las veces esas bolas se van fuera de las líneas y los partidos se pierden. La planificación y el trabajo continuo es el único camino para el éxito. Lo demás es esperar el golpe de suerte que raras veces se da.
El jugador de ruleta del casino, que tras una noche aciaga se lo juega todo al rojo para intentar paliar las pérdidas acumuladas, muestra su desesperación y su poca cabeza. El Valencia se está pareciendo mucho a ese estudiante cómodo o a ese tenista desorientado o a ese jugador de casino desesperado. Da la impresión de que la Copa es su único salvavidas para la temporada y para salvar esa mediocridad clasificatoria a las que nos llevan las directrices deportivas de los señores de Singapur.
Murthy debe de estar contento de esta marcha errática del Valencia porque ha renovado al máximo representante en la dirección deportiva. Me alegro por lo que significa para Miguel Corona seguir en un club como el Valencia. Pero me huele a que Murthy se renueva a sí mismo. El desenlace final de esta temporada el tiempo lo dirá. El Valencia confía en la Copa y apuesta todo en la consecución de ese título. En la ruleta de esta temporada "Todo a la Copa'. Ríen ne va plus.