Todo mal, todo peor

VALÈNCIA. De repente llegó la notificación de un like a una crónica sepultada por el tiempo, 'La estrategia del caracol'. Y la releí. Reviví entonces la felicidad de aquel gambeteo de Morales en el 120’ y del gol de Roger con la izquierda, con el alma; de todas las otras cosas que recreaba en la columna del partido ante el Vila-real que franqueó al Llevant el acceso a semifinales de Copa, tantas décadas después. Miré la fecha: febrero del 21. Hace nueve meses. Tan solo nueve meses. Se intuía un futuro esplendoroso, de haber aprovechado el viento a favor para corregir algunas políticas esenciales en un club de fútbol. Hoy el barro lo inunda todo y no se ven síntomas de mejora. No sólo en lo estrictamente deportivo, donde el cambio de entrenador es sólo un desastre previsible; donde el farolillo rojo, compartido con el Getafe, acongoja a cualquiera: seis puntos de 39 y a cinco de la salvación, que marca el Granada con un partido menos. Desolador panorama.

El problema de fondo, sin embargo, es que, con un presidente cada día más encumbrado por sus generales y más alejado de la realidad y del levantinismo, no se vislumbra capacidad de reacción, entre la retórica vacía del aparato de propaganda. El horizonte, sin embargo, está plagado de incertidumbre. Lo ve cualquiera. Y, pese a ello, se impone el hermetismo como si este club no perteneciera a su afición desde los albores del siglo XX. Lo peor es que nos han acostumbrado al cheque en blanco, a que nunca se dén explicaciones de nada, a tener que especular sobre qué está ocurriendo.

Durante la semana sin domingo de fútbol (con hat-trick de nuestro macedonio) han renacido otros fantasmas. Nueve futbolistas acaban contrato al final de la presente campaña. Con la sensación de que no hay nadie al volante en la dirección deportiva se podría llegar a entender que no se muestre interés por Coke (34 años), Duarte (32), Miramón (32) e incluso Vukcevic (29) o Radoja (28), pero desde un punto de vista patrimonial y económico es negligencia pura que Pepelu (23), Cárdenas (24), Bardhi (26) o Clerc (29) puedan negociar su futuro dentro de dos meses como agentes libres*; cuatro futbolistas que podrían ser pilares del Llevant del futuro o, en el peor de los casos, compensar el déficit del presente ejercicio. Aún sin entrar en una valoración futbolística, jamás al Quico negociador que conocíamos se le escaparon cuatro futbolistas de este caché; una inversión de años que se esfuma sin dejar un céntimo en caja. Terrible en si mismo y, además: ¿Cómo influye esta situación en la trayectoria del equipo? ¿Cómo afecta tener nueve tíos con pie y medio fuera del equipo cuando, entre cinco y siete de ellos podrían ser titulares?

El errático proceso de contratación, que viene de años atrás, ha generado tensiones sobre todo desde el multimillonario contrato a Campaña que abrió una escalada de fichas inasumibles. Así fue cómo el club se situó muy por encima del FPF, salvado in extremis con la turbia maniobra CVC-Liga.

El desequilibrio dinerario y contractual de la actual plantilla (incluidas las no-renovaciones) y la lamentable planificación deportiva son dos causas esenciales por las que el Llevant, pese a tener futbolistas para estar de mitad de tabla para arriba, pisa el fondo del pozo y es incapaz de tocar la tecla que esquive el problemón de una plantilla descompesada y un vestuario enrarecido, con nueve futbolistas pensando en su nueva vida.

Pero… ¿no eran así las cosas ya en aquel momento climático ante el Vila-real? Un poco. El problema tomaba forma y, en vez de detectarlo y resolverlo, el club permitió que la situación se deteriorara y se enconara. Y empeoró las cosas al señalar a Paco López como el culpable. Si Quico no reacciona, de forma enérgica, el club se hunde. Con él abrazado al escudo. No será un fin de ciclo ni una transición. Será una crisis descomunal

(*) Según algunas fuentes Clerc renovaría por un año si juega un mínimo de partidos; sobre Bardhi habría una opción de ampliación si el Llevant no desciende. También con Cárdenas hay una opción de prórroga, aunque ejecutarla unilateralmente sin renegociar el salario sería un nuevo problema.