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Todos los padres de Guedes

3/06/2021 - 

VALÈNCIA. Se comienza siendo un padre vociferador en la banda del partido de los niños… y se termina siendo un padre mamporrero del mercado. El padre de Guedes -inaugurando el verano en el que siempre lo que que es peor son las declaraciones de los entornos- ha dicho: “Si no fuera por el club en el que está, los problemas que tiene el club, estaría bien. Solo brilla cuando hay un equipo que le permite brillar. ¿Se irá? No sé. (...) Él allí está de más".

El bueno de Rogerio ha introducido una variable ilustrativa: los jugadores a los que el club les sobra. Reafirmando una sensación poderosa: todos estos años Guedes los lleva jugando para Guedes y a pesar del Valencia. Así se ha visto. ¿Qué tal la vida? Nada, todo bien, si no fuera porque juego en el Valencia.

Lo de Rogerio, tampoco le demos más importancia, es un quejido leve. Protocolos necesarios para promover el apareamiento del jugador. Es más relevante, por cómo afecta para el Valencia, todo lo demás. Esa manera de entender el fútbol como un recorrido desarraigado en el que importa más la vinculación a los agentes que la raigambre con el club. Esa percepción de que con lucirse en tramos muy concretos, ante escenarios muy elegidos, ya basta.

No es lo que dice Rogerio, es lo que denota: Guedes “solo brilla cuando hay un equipo que le permite brillar”. Evidentemente Rogerio parte de una obviedad: los contextos competitivos mejoran a los individuos, y los contextos desestructurados los perjudican. Pero tal vez un entorno con conciencia de club se preguntaría: ¿Cómo ha contribuido el jugador a que brille el equipo?

El mensaje del padre de Guedes ayuda a diagnosticar la principal misión de Bordalás (ojalá solo fuera tarea suya…): estructurar a un grupo conformado por jugadores que no entiendan al Valencia como un peaje, sino como un destino. No dar pie a un grupo de aluvión con integrantes que tan solo están en Mestalla a la espera de ofertas mejores. El Valencia, qué evidencia, ha dejado de resultar una plaza atractiva para el común de los jugadores pujantes. Solo se reconstruirá a partir de otros perfiles, sin jugadores cicateros que crean que el Valencia se les queda corto. Tirando de ingenio y oficio.

El principal reto del club para su supervivencia es recuperar la soberanía propia. Que su principal objetivo sea el propio club y no intereses de terceros. Por eso, y aunque Rogerio Guedes lleve razones, resultará productivo desprenderse de futbolistas que miren a la entidad por encima del hombro y concentrarse en el reverso: aquellos que estén dispuesto a arrimarlo. El fragilísimo equilibrio entre perder talento individual para ganar calidad colectiva. Un sacrificio peligroso, un sacrificio inevitable.

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