opinión

Todos teníais razón con Parejo

7/02/2019 - 

VALÈNCIA. Qué fenómeno extraño y suculento el del parejismo. Su objeto social, Dani Parejo, mutando al paso en un Pirlo de barrio, es de aquellos que cuando reciben odio en realidad están recibiendo una estima camuflada.

Parejo ha renovado, ha paseado con su hijo por Mestalla y sus episodios más escandalosos han prescrito por completo. Él sí atesora el verdadero arte de resistir porque su resistencia no tiene ápice de oportunismo; sobrevive porque no tiene conciencia del peligro, le es ajeno.

Lleva Parejo siendo, desde que ha comenzado el año, uno de los mejores futbolistas de la Liga. El progreso del equipo ha ido en consonancia con el afinado de sus virtudes. No hay nada nuevo: el Valencia lleva años subyugado al estado de forma de Parejo, al tiempo que Parejo lleva atrapado este tiempo en la imposibilidad del grupo para progresar, limitado por la escasez de alianzas.

Proteger a Parejo, darle galones, tratarlo  con caricia, se demuestra una vez más que es buena cosa porque cuando Parejo se inclina, el partido se vuelca. Apenas se conocían y ya estaba elevando a Marcelino a la categoría de uno de los entrenadores de su vida, la demostración de que la decisión más estratégica de este ciclo fue darle al jugador todo el eje.

El problema, claro, es la fragilidad de que tu fútbol dependa de esta sola pieza. El exagerado monopolio de la creatividad en torno a Parejo lo ha puesto a él en peligro y ha empobrecido las alternativas del equipo.

Después está el folclore, esa necesidad de posicionarse entre haters y lovers. Me temo que los odiadores y los más parejistas que Parejo piensan igual. El que cuestiona al parejismo esgrime lo que puede ser… pero no es tanto, pero no es tan regularmente. La crítica parte del reconocimiento. En el fondo se reconoce la grandeza potencial. El que por el contrario adora y elogia, lo hace cada vez que el jugador se luce, portavoces de la excelencia. Cuando el Parejo que es y el que puede ser se encuentran, las dos partes terminan teniendo razón.  

Me cuesta no alegrarme cuando a Parejo le va bien. Parece un tipo honesto, con tendencia a resbalar y a cometer alguna que otra torpeza, pero mirando al mundo sin cinismos. El futuro desde hoy noche vuelve a pasar por su estado de vigor. Una vez más. 

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