VALÈNCIA. Se convirtió Samuel Umtiti en el héroe del San Petersburgo Stadium con una aparición fugaz pero determinante al inicio de la segunda parte que llevó a su selección, Francia, a la final del Campeonato del Mundo de Rusia 2018.
El central del Barcelona, natural de Yaundé, Camerún, en donde nació hace ahora 24 años, salió al paso de un córner lanzado por Antoine Griezmann, ganar en la carrera a Thomas Vertonghen y saltar más que Marouane Fellaini y batir a Thibaut Courtois.
No hubo más en un partido cerrado, espeso. Llevado al terreno que quiso Francia. Umtiti, poderoso en su área, dejó su impronta también en la zona rival tal y como días atrás hizo su compañero de viaje Raphael Varane contra Uruguay y también Benjamin Pavard, otro zaguero galo que vio puerta, frente Argentina.
Samuel Umtiti empieza a ver la luz en Rusia. Una dolencia en la rodilla izquierda lastra y altera su rendimiento. Es una lesión que arrastra desde el final de la temporada pasada, en actos de servicios con el Barcelona.
A pesar de los esfuerzos de su técnico en España Ernesto Valverde de aminorar sus daños y gestionar su presencia una vez cumplidos los objetivos, Umtiti ha necesitado más mimos en la concentración gala para poder irrumpir con cierta garantía después en el terreno de juego.
Y es que el central del Barcelona se ha convertido en un pilar fundamental para Didier Deschamps que ya ha conseguido que el público sepa su once de memoria. El once de Rusia 2018, con el que ha alcanzado la final.
Una parte relevante del combinado 'bleu' está en la zaga. Inamovible el cuarteto que conforman Lucas Hernández, Pavard y Varane con Umtiti, que dosifica sus sesiones de entrenamiento para estar a punto en cada cita.
De hecho, cuestionado por su estado antes del partido contra Bélgica, el seleccionador reconoció que Umtiti tenía trabajo específico, que tenía molestias pero que saldría al terreno de juego.
Así fue. Salió y marcó el defensa que despuntó en Olympique Lyon, a donde llegó siendo un niño, y que hace dos cursos llegó al Barcelona para enterrar el maleficio de la defensa.
Lo consiguió el zaguero francés. Ochenta y tres partidos con el Barcelona y dos goles. Uno en cada una. Y un puñado de títulos. Pero sobre todo, la consolidación de una parte fundamental en el juego y el sistema azulgrana.
No comenzó bien Umtiti su recorrido por Rusia. Cometió un penalti absurdo que durante un rato complicó el partido contra Australia, el primero de Francia en el Mundial. Tampoco ante Bélgica, ante la que quedó en evidencia en un par de situaciones en pases laterales de Eden Hazard que no midió con precisión.
Pero al inicio de la segunda parte apareció para desatascar el partido y poner a su equipo de cara hacia la final.
Umtiti, componente del cuarteto menos goleado del torneo, es uno de los veteranos de la selección a pesar de su juventud. Deschamps confió en él para la camiseta 'bleu' en la triste Eurocopa de hace dos años, a donde llegó sin debutar en el equipo absoluto. A pesar de la decepción se salvó de la quema. Solvente en el Barcelona es vital en Francia, donde ya, también marca.