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opinión

Un año después 

24/11/2018 - 

VALÈNCIA. Hace hoy exactamente un año el valencianismo al completo contenía la respiración al conocer el fallecimiento de una de las figuras más entrañables de sus casi cien años de historia. Hace un año se marchó Jaume Ortí dejando un vacío inabarcable en el corazón de miles de valencianistas que siempre lo percibieron como el presidente cercano, como el Presidente del Pueblo, como el aficionado que alcanzó la dignidad de sentarse en el sillón presidencial y que, además, supo ejercer tan alta distinción con la mano izquierda que requerían tanto el cargo como el momento. Ortí nos dejó huérfanos de su bondad, su humanidad y su inigualable capacidad para ‘templar gaitas’. Siempre dispuesto a meterse en medio de cualquier fuego cruzado con la sana intención de acercar posturas y cerrar heridas anteponiendo la voluntad de consenso y, por encima de todo, el amor a la institución. Siempre dispuesto a dar la cara por el Valencia CF tanto si había que hacerlo en el foro más distinguido como si le tocaba hacerlo en el más humilde y terrenal. El bueno de Jaume estaba disponible para un roto y para un descosido y nunca tuvo una mala cara para nadie, ni siquiera cuando se le hizo de menos. Ni siquiera cuando se le ninguneó o se le miró por encima del hombro que, lamentablemente, no fueron pocas veces.

Ha pasado ya un año y, pese a que el valencianismo lo mantiene vivo en su recuerdo con un cariño infinito, el Valencia CF SAD sigue sin mover un dedo para que su memoria quede materializada y perenne de manera institucional. Las promesas de un homenaje estable dándole su nombre a un Trofeo -sería precioso que el Trofeo Naranja pasase a llamarse Trofeo Jaume Ortí- o a una de las muchas instalaciones deportivas que tiene el Club, han quedado en ‘fase de estudio’ permanente. Como él  hubiera dicho: “aparcadas en doble fila”. Hasta el momento y transcurridos ya 365 días, todo ha quedado solventado con un par de vídeos en las redes sociales del Club abriéndose un camino de autenticidad entre otras miserias que allí quedan expuestas últimamente para dolor del valencianista: un día -el de Todos Los Santos- te encuentras un bonito recuerdo de personajes como en propio Jaume, Pepe Vaello o Jorge Iranzo y otro día te topas con un rinoceronte ‘cagando’...será la modernidad ¡qué le vamos a hacer!

Afortunadamente , iniciativas como la de los Ayuntamientos de Aldaia o Alaquàs y la sensibilidad permanente de la Asociación de Futbolistas hacen que la figura del Gran Presidente ocupe un lugar de privilegio en la memoria de quien fueron sus vecinos porque, al parecer y si esto no cambia, tendremos que ser todos y cada uno de nosotros a título particular los que -en nuestro fuero interno- le concedamos el valor y el lugar histórico que Don Jaume Ortí merece y la institución le niega. Quizá, a leer esto, a alguien se le ocurra en el Club que , aprovechando que hoy hay partido en Mestalla, se pueda hacer algún guiño a su recuerdo por el año de ausencia pero sabe todo a tan poco... se ha deshumanizado hasta tal extremo la entidad...

Queda - porque eso no lo puede impedir ningún dirigente ocasional- su imborrable impronta en la memoria del valencianista e inmortalizada en fetiches como el abanico o la peluca que siempre irán ligados a su recuerdo. A un recuerdo cariñoso y entrañable que sólo está al alcance de la buena gente. De la gente buena.

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