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opinión

Un cálido homenaje para Don Jaume Ortí

23/11/2018 - 

VALÈNCIA. Hoy es un día especial. Jaume Ortí recibe un homenaje de esos que le hubieran gustado ser partes y no podría ser de otra manera que un entrañable partido de fútbol. Jaume está en el recuerdo de mucha gente pero yo, aprovechando este pequeño homenaje que hoy se celebra voy a contarles como le conocí y como casi de inmediato es un tipo al que le cogí un cariñó especial y no fue de una forma digamos que universal, todo fue fruto de un despido pero a la vez de una voz cariñosa y entrañable. Me dijo: "Bonico ven al despacho que teneos que hablar"...y a partir de ese instante le tomé un cariño tremendo. Ahora paso a contárselo pero antes les ruego que me acompañen para decirle un adiós con mayúsculas a un tipo que hizo de sonrisa una bandera para caminar por la vida. Y así le conocí y así fue siempre para mí. Un tipo entrañable y un bien enorme para el club de su vida. Paso a contarles.

UN ADIÓS ENTRAÑABLE

Yo era Director de Relaciones Externas del Valencia Club de Fútbol -en las notas siempre había que añadir eso de Club de Fútbol oficialmente- en un momento convulso y trepidante. Entré al club de la mano de Arturo Tuzón y viví en primera persona la transformación del club a una Sociedad Anónima Deportiva con todas las de la ley. El tiempo con Tuzón resultó gratificante en lo personal pero de un tremendo desgaste por lo vivido día a día y por la importancia y las formas que tuvo esa transformación del club a SAD y las consecuencias de la misma.

DON VICENTE PONS

La realidad es que esa transformación se realizó en el despacho personal de Vicente Pons, entonces legal miembro del consejo de administración del club, y todo estaba enfocado a construir un grupo de accionistas que le dedicaran sus acciones y su voto a todo lo que quisiera don Arturo. El proceso fue complejo y laborioso pero al final se realizó con todas las de la ley y Tuzón pensaba que su presidencia iba a ser muy sostenible con el paso del tiempo. Pero no fue así. No voy a contar como acabó don Arturo y las riñas y lucha infernal que se desató en ese Consejo parido en base a una teórica delegación de acciones a nombre de don Arturo, pero realmente todo acabó destartalado y descompuesto y con una luchas personales de consejeros que fueron realmente llamativas y en bastante ocasiones desconsideradas.

DOS CANDIDATOS

Todo generó en una lucha por la presidencia de la entidad entre dos grupos encabezados por el difunto Ramón Romero contra un emergente Paco Roig en unos comicios que tuvieron muy poco de equilibrados. Roig se movió y supo moverse francamente bien y Romero presentó su candidatura continuista de una forma algo impopular y si me apuran hasta improcedente en tiempo y forma. Y obviamente arrasó la candidatura de Roig y con él entre otras personas entró al club un señor de muy buenos modales y de sonrisa casi eterna que respondía al nombre de Jaume Ortí y así fue su entrada al complicado mundo del fútbol y de alguna forma así fue su entrada también a mi mundo particular.

SU SEÑORÍO

Y sí, pasó lo que tenía que pasar. Para mi puesto existían tres personas que habían apoyado a Roig en su campaña electoral y que lógicamente entraron al club de su mano. Fueron J.J. Pérez Benlloch, Manolo Más y el y desaparecido Antonio Company. Pasaron los días y el club vivía envuelto en un especie de tormentar permanente. Y un buen día -o mal día, según lo quieran mirar todos ustedes- me llamó don Jaume Ortí diciéndome Bonico y de esa reunión nació mi despido del Valencia y el cariño hacia la persona que me despidió, que eso ya es difícil. Jaume tomó el testigo para despedirme y no lo hicieron otros miembros de ese novedoso consejo a los que yo conocía sobradamente. Y fue tan dulce y tan entrañable que me dejó una huella imborrable. miren, tomar cariño a una persona que te despide de su trabajo no es lo más normal que nunca he vivido, pero así sucedió. Y por eso, desde entonces y de alguna forma el resto de mi vida, el nombre de Bonico me parecerá siempre el nombre de un tipo cariñoso y honrado. Hoy, por cierto, no podré estar físicamente en su homenaje pero si que lo estaré de corazón y repleto de recuerdos. Jaume Ortí, para mi, fue un tipo entrañable. Vivimos mil cosas juntos pero yo siempre me quedaré con la imagen de ese tipo enganchado siempre a una sonrisa cariñosa. Un fenómeno.

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