Un gran premio logrado con 'lo justo'

VALÈNCIA. La Copa del Rey está devaluada por la propia Federación. El formato de la competición deja poco margen a la sorpresa, sobre todo cuando se enfrentan equipos de diferente categoría. Además, para más inri los horarios de la competición han castigado al Zaragoza que tendrá que enfrentarse a la Cultural el próximo viernes, lo que hizo que el técnico local alineará a los jugadores menos habituales.

Todo esto unido en una coctelera dejó un encuentro como el que se vivió este martes en La Romareda, un partido sin ritmo, con jugadores poco habituales en ambos equipos y a los que les encontró hilvanar jugadas que dotaran al compromiso copero de la emoción que tenían los encuentros en épocas pasadas.

El Valencia CF ha mostrado este inicio de temporada un equipo totalmente reconocible que juega casi de memoria. Cualquier aficionado del combinado de Mestalla podría recetar el once titular que pone Marcelino cada semana, pues ante el Zaragoza jugaron ‘los otros’, los habituales suplentes. El asturiano dio entrada a Paulista acompañando a Vezo, síntoma de que ante el Alavés formarán pareja Garay y Murillo y a Dani Parejo, que está sancionado ante los vascos.

El choque podía servir de oportunidad para los jugadores menos habituales que debían reivindicar que pueden hacerse un hueco en el once inicial pero la asignatura no era sencilla debido a que el partido no invitaba a ello, y además los futbolistas mostraron esa falta de adaptación los unos con los otros, debido a que no han tenido minutos juntos durante el año.

Las miradas estaban centradas en tres futbolistas por encima del resto, Maksimovic, Nacho Gil y Orellana, que son los jugadores que menos minutos han tenido durante la campaña. El más destacado de este trío fue Nacho Gil, que fue de más a menos en el encuentro. El canterano valencianista estuvo muy participativo e incisivo por la deracha pero a la vez falto de acierto. Eso no impidió que le hicieran el penalti en la última jugada del encuentro que sentenció el partido.

El serbio Maksimovic, por su parte, pasó desapercibido en el partido. No cometió errores en el centro del campo, pero tampoco brilló sobremanera. Cierto es que el Valencia CF llevó el peso del partido y en la creación su labor era mínima, lo que hizo que estuviera mejor en defensa que en ataque.

Por último, Orellana también fue de más a menos aunque nunca terminó de encontrarse en el partido. El chileno lo intentó, no se escondió pero no consiguió encontrar su juego combinativo aunque estuvo a un paso de marcar el primer tanto del partido al filo del descanso. Marcelino le sustituyo en el minuto 75 en los que fueron sus primeros minutos de la temporada y ahora está por ver si esto solo va a suceder en Copa o si tendrá continuidad también en Liga.

El técnico asturiano quiso dar un ritmo diferente al partido en el tramo final cuando dio entrada a Rodrigo, Guedes y Carlos Soler, casi los tres jugadores que más en forma se encuentran actualmente en el equipo y el Valencia CF dio un pequeño paso al frente que le sirvió para sentenciar el partido.

Dos hachazos en dos jugadas aisladas fueron suficientes. La primera de pizarra en un balón parado que culminó Rodrigo de un cabezazo. El hispano brasileño sigue de dulce y ha vuelto a ver portería, su séptimo gol en los últimos ocho partidos –seis con el Valencia CF y uno con España-.

Y el segundo y definitivo llegó en el tiempo de descuento cuando una jugada combinada en ataque entre Guedes y Nacho Gil acabó con un claro penalti sobre el canterano que Parejo no perdonó para dejar el partido de vuelta en Mestalla el próximo 29 de noviembre en un puro trámite.

El formato de la competición ‘mata’ el espectáculo de una gran competición, pero el choque, por lo menos, sirvió para que La Romareda volviera a disfrutar de un partido ante un equipo de Primera División, algo que no sucedía desde que descendiera en 2013 y que esperemos que se solucione pronto. El Zaragoza y su afición lo merecen. El Valencia Cf por su parte, sigue invicto y dando pasos hacia adelante ilusionando a su gente.