/ OPINIÓN

Un holding en lugar de un club

7/07/2022 - 

VALÈNCIA. Que quien gestiona el futuro del nuevo estadio en nombre del Valencia no pertenezca al Valencia podría parecer un lance fruto del azar, pero es el fiel reflejo de un modelo. Que quien mueve los hilos de la política deportiva, en la tramoya, no forme parte de la estructura del Valencia podría parecer igualmente una intromisión puntual, pero es a la vez el modelo mismo. Que quien tome todas las decisiones nucleares no tenga vinculación alguna con el Valencia podría ser causa de un ajuste particular, pero es -por tercera vez- la respuesta a un modelo nítido. 

Ver a Layhoon de nuevo en los salones nobles de la ciudad puede recibirse con una mezcla de ingenuidad o razonable optimismo comparativo (puestos a elegir frente a Anil…), pero -más allá del personalismo- desliza con contundencia que mientras que el club está en manos de directivos sin capacidad de decisión sobre el propio club, son ejecutivos ajenos al Valencia quienes marcan las principales cartas estratégicas de la entidad. Resultado: el VCF no tiene un mando y esa ausencia se sustituye por personajes influyentes de un holding remoto. 

Es justo ese reemplazo el origen de los principales problemas que arrastra el Valencia en su fase deslocalizada desde 2014. Su soberanía se ha visto vaciada. Sus principales gestores no asumen ninguna responsabilidad pública porque no forman parte directa de la gestión. Los directivos oficiales son apenas testaferros. Puestos para ocupar vacantes y  transcurrir en el día a día. Pero cuando llega la hora de la verdad, son enviados especiales de un conglomerado empresarial los que asumen el control. 

El club en manos de personas que no forman parte del club. Insisto, es el modelo: aparecer solo a ratos por el Valencia; evadirse de los controles; escudarse en la distancia a miles de kilómetros; poder especular sin riesgo. 

Es el tiempo -ya no tan nuevo- en el que el Valencia resulta un instrumento y no un fin en sí mismo.

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