Hoy es 5 de octubre
VALÈNCIA. Las incógnitas se multiplican en el incierto futuro de un Valencia CF que ya sabe que estará por tercer año consecutivo sin competición europea tras caer en la final de la Copa del Rey.
Sin los ingresos por participar en Europa y con la desinversión que el club viene padeciendo por parte de su máximo accionista desde 2019, las cuentas son inequívocas y obligan a vender futbolistas por un mínimo de algo más de 30 millones de euros.
Así que llega la duda de saber cómo se va a pasar el Rubicón de 5 jornadas que se van a hacer muy largas porque el equipo está en zona de nadie sin aspiraciones en el campeonato. Es por ello que no se descarta que el club utilice estos partidos como escaparate para intentar revalorizar a determinados futbolistas que le pueden ayudar en su objetivo de hacer caja.
Es el caso más claro de todos. Las miradas se posan en él como activo de más valor a la hora de sacar una buena suma de dinero. El futbolista se encuentra a gusto en Valencia y no le importaría seguir, pero su rendimiento ha despertado el interés de diferentes equipos y esta fue una apuesta personal de Lim (45 millones al PSG más variables) con la inestimable ayuda de su amigo, socio y agente del jugador Jorge Mendes. Desde hace meses suena con fuerza la Roma de Mourinho (otro hombre fuerte de la esfera Gestifute) como destino para el dorsal 7. El luso tiene contrato aún dos temporadas más (hasta 2024) y su cláusula de rescisión está fijada en 300 millones de euros. Las esperanzas están depositadas en sacar unos 40 millones por el mejor jugador de la temporada en Mestalla. Es una evidencia que, salvo milagro, el club hará caja con el de Benavente. Falta saber si va a seguir siendo el punta titularísimo en los 5 partidos que quedan o si va a la urna de cristal para evitar contratiempos que pudieran restar valor en un traspaso capital para la maltrecha economía del club.
Comenzó la temporada más fuera que dentro tras dos muy malas temporadas. El club se lo intentó sacar de encima y hubo algún interés de la Premier, pero al final Diakhaby se quedó en Mestalla. Y con las reiteradas bajas de Gabriel en un mal año de dolencias para el hispano brasileño, el joven defensa francés ha ido creciendo hasta convertirse en un fijo en la línea de tres centrales con la que ha acabado actuando Bordalás. Diakhaby es hoy un central mucho más fiable fundamentalmente gracias a la mejora que el cuerpo técnico de Bordalás ha expertimentado en él a nivel mental. Ya no es ese chico que se desconecta y se viene abajo al primer error que comete. Incluso su autoconfianza ha mejorado de tal manera que se le ha visto en multitud de ocasiones manteniendo actitudes beligerantes ante contrarios y ante los colegiados sin dejar de atender a sus obligaciones futbolísticas cuando el balón se ha vuelto a poner en juego. Diakhaby entra en su último año de contrato tras el verano (finaliza en 2023) y su cláusula es de 100 millones de euros. Si llega interés por el central galo, es otro de los que podría entrar en operaciones para hacer caja. Así que, con los problemas físicos de Gabriel, es casi seguro que vamos a ver a Diakhaby como un fijo en estos cinco encuentros que quedan.
Entramos en la parte complicada. Vayan o no a jugar es complicado que los dos próximos jugadores de los que vamos a hablar encuentres mercado. Sub rendimiento y sus altas fichas dificultan su movimiento en un mercado en recesión tras la pandemia que además va a ser inmovilista porque esperará los grandes movimientos tras el mundial que esta vez será en invierno. Maxi Gómez y Cillessen son un problema de difícil solución con al agravante añadido de la carga que sus fichas suponen para el maltrecho tope salarial del club.
Pocos goles, lesiones y mucho banquillo. Pese a la ciega confianza con la que comenzó Maxi Gómez la temporada por parte de Bordalás, el uruguayo se ha ido difuminando hasta volverse invisible. El delantero charrúa ha jugado 1471 minutos divididos en 18 partidos y ha visto puerta en tan sólo tres ocasiones (ante Osasuna, Celta y Granada). Son números muy pobres para un delantero que además fue expulsado en el túnel de vestuarios del partido de ida de semifinales de Copa en San Mamés sin ni siquiera haber salido a jugar. Ello supuso una sanción de dos partidos que le inhabilitó para jugar la vuelta de las semis e incluso la final. Debió ser el hombre que tirara del carro en liga para ir dando descanso a Hugo Duro y a Guedes, sin embargo se lesionó ante el Cádiz y además de no poder aportar en el tramo definitivo en Copa, tampoco lo ha hecho en liga. Al uruguayo aún le restarán dos temporadas de contrato tras el verano (acaba en 2024) y tiene una cláusula de rescisión de 140 millones de euros. Sin duda alguna es una patata caliente de difícil resolución si no es que el club decide dejarle salir perdiendo mucho dinero en el traspaso para aligerar el capítulo de nóminas.
Tras comenzar en el banquillo por lesionarse este verano, Cillessen recuperó la titularidad en la séptima jornada de liga. En un principio es otro de los jugadores que la propiedad quiere desalojar por su alta ficha y así lo han intentado durante los dos últimos veranos, pero la acumulación de lesiones le ponía complicado cambiar de aires. En su vuelta esta temporada, estaba cuajando su mejor campaña como cancerbero valencianista. Sin embargo, el neerlandés desapareció tras lesionarse ante el Sevilla en liga y hasta el partido "fantasma" de Villarreal jugó 15 partidos. En el impasse entre un partido y otro la eclosión de Mamardashvili y su progresión imparable le han convertido en imprescindible hasta tal punto de convertirse en el mejor futbolista del Valencia CF en la final. Aún así, no sería de extrañar que Cillessen volviera al marco en los cinco partidos que restan para ver si puede coger valor de cara al próximo mercado. El cancerbero entrará en su último año de contrato tras el verano y su cláusula de rescisión es de 80 millones de euros. Al igual que en el caso de Maxi, la cantidad de masa salarial que ocupa la ficha del portero puede ser decisiva a la hora de escuchar ofertas aunque sean a la baja.