VALÈNCIA. Hace menos de un año, acechados por el coronavirus, Correcaminos y la Fundación Trinidad Alfonso se replegaron y se atrincheraron en el 6 de diciembre para celebrar sus dos grandes carreras, el maratón y el medio maratón, en el mismo día y sin corredores populares. Primero dieron la salida de una prueba y después de la otra. Fue una proeza porque todo el 2020 se convirtió en un juego de equilibrismo para Elena Tejedor, Paco Borao, Juan Botella, Juanmi Gómez y el resto de cabezas pensantes de la organización que, en muchos momentos, barajó la suspensión de ambas citas.
Pero todos ellos se amotinaron contra la pandemia universal y sacaron el reto adelante. El resultado fue justo y las carreras se convirtieron en un éxito. Ahora recuerdo emocionado estar en la cabina de À Punt al lado de Xavi Blasco mientras narraba el récord del mundo de medio maratón por parte de Kibiwott Kandie, un keniano que, a pesar de convertirse en el nuevo plusmarquista, entró con solo unos segundos por delante de otros tres atletas -el ugandés Jacob Kiplimo y los también kenianos Rhonex Kipruto y Alexander Mutiso, que corrió más rápido que el récord del mundo y, aún así, no subió al podio- que lograron bajar también de los 58 minutos, lo nunca visto. Nadie, de hecho, y han pasado casi once meses, ha vuelto a correr en 57 minutos. Fue un momento histórico.
Estas gestas no tienen excesivo eco fuera de nuestra tierra. Y sonará provinciano, pero si Madrid tuviera este medio maratón o nuestro maratón correrían ríos de tinta elogiando cada zancada. No ocurre. Imagino que València pillará muy lejos…
Este domingo vuelve el medio maratón con alguno de aquellos corredores que corrieron tan rápido aquella mañana soleada de diciembre y otros nuevos. Todos ellos intentarán bajar de los 59 minutos, que ya es algo mayúsculo, y parece que seguirá sin correr nadie en menos de 58, manteniendo intacta la tabla de los récords, donde seis de los diez mejores tiempos de la historia en esta distancia se han conseguido en València.
El domingo lo intentarán las mujeres: la actual plusmarquista mundial (63.42), la etíope Yalemzerf Yehualaw, que entre el año pasado y este ha corrido ya tres veces por debajo de 1h05, Senbere Teferi o la fantástica Letesenbet Gidey, que el año pasado no pudo debutar en València, donde un par de meses antes, en las pistas del Estadio del Turia, había batido el récord del mundo de 5.000, por los conflictos bélicos que hay en su región, en Tigray. Esta temporada se ha mudado a Addis Abeba en busca de más calma pero añorando siempre su tierra del alma y seguro que viaja a España con la intención de destronar a su compatriota. Gidey llega con su liebre personal y Yehualaw también. Así que el duelo, un pulso de magnitud mundial, está servido.
También habrá españoles, claro, aunque ninguno parece haber sobrevivido a Tokio. Carlos Mayo anunció hace semanas que quería batir en València el récord nacional de Fabián Roncero -fue récord de Europa en su día-, pero ha recogido cable. No está en su mejor momento. Javi Guerra pinchó hace dos semanas en el inicio de su trilogía valenciana, en el 10K Ibercaja, y es una incógnita. Y Chiki Pérez tampoco parece aquel corredor de 2019 que durante muchos kilómetros avanzó a ritmo de bajar de la hora. Con menos ruido, pero con mucha ambición, llega también Hamid Ben Daoud, que debería hacer polvo su marca personal (62.52 en su paso por el ecuador del maratón de Praga de 2019).
No pinta mucho mejor entre las mujeres. Se han caído varias que querían correr en València, como Marta Galimany o Maitane Melero, y se mantiene, aunque algo maltrecha, la valenciana Laura Méndez, que tampoco llega pletórica.
El Medio Maratón de Valencia es tan potente que incluye hasta un tercer escalón de interés. Y en este caso es el intento de dos chicos de la tierra, Nacho Giménez y Andreu Blanes, de batir el récord autonómico de Paquito Ribera, que corrió en 1h03:14 hace 27 años en la Mitja de Canals. A 20 km/h. Nadie ha podido desde entonces con la vieja plusmarca del policía de Banyeres de Mariola, un hombre que ha pasado de ser la única persona que corría en el pueblo a ver cómo ha crecido la afición por la carrera a pie en todas partes, incluido Banyeres. Pero, claro, es que ya no hay casi ningún rincón del mundo donde no se vea a algún corredor trotando por ahí. Y qué decir de València, que el domingo acogerá el medio maratón más multitudinario del año en España en una demostración de que la organización y la sociedad van saliendo de las trincheras.