De Bilbao a Pirineos: seguir la Grande Boucle desde dentro, acreditado como prensa, es toda una experiencia
CASTELLÓ. Mediodía del viernes 30 de junio. El Bilbao Exhibition Center ya es un hervidero de gente. El otro gran pelotón, el que acompaña al de los ciclistas, ya se encuentra en el que será centro neurálgico de operaciones de la organización hasta que arranque la prueba francesa el sábado.
Directores de equipo, auxiliares y resto del staff de los equipos, miembros de la organización, árbitros y jurado técnico, periodistas, patrocinadores… todos hemos pasado por el centro de prensa para formalizar nuestra acreditación. A partir de ahora, será nuestra llave de entrada a según qué lugares exclusivos.
Todos los vehículos están debidamente acreditados y los colores marcan el estatus en la prueba. En el nuestro, seremos hors course, es decir tendremos acceso a los parkings especiales tanto en la salida como en la llegada pero siempre fuera del recorrido de la carrera, excepto en algún caso puntual, donde recorreremos los últimos kilómetros de la etapa. Es decir, vemos a los ciclistas en la salida y en la meta. El resto del día por la tele, como la gran mayoría. Es el caso de la gran mayoría de acreditados.
El Tour de Francia es una máquina de generar ingresos. No en vano es uno de los eventos deportivos más importantes del mundo. Unas 4.000 personas se mueven diariamente en torno a la Grande Boucle. Cada jornada, unas tres horas antes del inicio y en la zona cercana a la salida, el Village Départ espera a los invitados y acreditados. Es una especie de mercadillo-degustación de los productos que ofrecen los patrocinadores del Tour de Francia y un pódium con actuaciones. Está siempre ubicado en el centro de cada ciudad, siempre y cuando exista suficiente espacio en los alrededores para el parking de equipos y el pódium de firmas, que siempre reúne a gran cantidad de público horas antes del inicio de cada etapa.
Muy cerca se sitúa la famosa caravana publicitaria. Una feria andante de vehículos y carrozas engalanados con las marcas a las que promocionan y que reparten diariamente kilos y kilos de material publicitario entre los aficionados apostados a ambos lados de la carretera. Es un espectáculo digno de ver y que suscita tanta atención como los propios ciclistas. Las gorras verdes de Skoda o con los puntos rojos de Leclerc son uno de los trofeos favoritos de los aficionados. Realizan el recorrido íntegro de cada etapa una hora y media antes que los ciclistas.
En la salida, existe una zona mixta para los medios, siempre de paso para todos los ciclistas de camino al control de firmas. Es el mejor momento para charlar con ellos. La etapa no ha comenzado y el estrés de la competición está por llegar. No muy lejos está el paddock de los equipos. Todos ellos demuestran su gran poderío en logística con un autobús con todo tipo de comodidades que transporta a los corredores y staff técnico desde el hotel; y varios coches y furgonetas de equipo que portan las bicicletas de carrera y de repuesto, además de material como ruedas y todo lo necesario para avituallar a los ciclistas.
Son muchos los auxiliares que se reparten entre asistencia mecánica, avituallamiento y logística de equipo en cada jornada. En el hotel donde pernoctarán ya espera otro autobús con el cocinero y con demás miembros del equipo que harán llevadera la recuperación post etapa de los ciclistas.
Los equipos mueven todo su aparato logístico varias veces al día. Los auxiliares gestionan los avituallamientos y los puntos de agua una vez estudiado el recorrido y las necesidades en función de la dureza de la etapa y la temperatura. El resto se distribuyen en carrera.
Una vez realizadas las entrevistas, es momento de ganar tiempo a la carrera y viajar hacia la ciudad donde está ubicada la meta. Para ello hay que seguir las indicaciones de la organización para buscar la llegada alternativa a la línea de meta. Es el itinerario hors course, que no coincide nunca con el de carrera y que facilita a los vehículos seguidores de la prueba el acceso para desarrollar su trabajo en la llegada. Conviene seguirlo al pie de la letra, pues son muchas carreteras secundarias las que estarán cortadas al tráfico en las proximidades de salida y llegada.
En el caso de los medios de comunicación, una vez en meta, nos dirigimos a la sala de prensa. Suelen ser grandes y espaciosas para acoger al gran número de periodistas acreditados. En ella se puede seguir la etapa a través de los monitores y tomar un café o refresco a la espera de la llegada de los corredores. Es el centro de reunión de todos los periodistas. Decenas de nacionalidades diferentes entre televisiones, radios y prensa o webs. Si hay suerte, el Ayuntamiento de turno habrá preparado un buffet para la prensa, donde conviene no atender en exceso al sabor y centrase en recuperar energía hasta la llegada al hotel por la noche.
Una vez acaba la etapa llegan las carreras. Cuando la llegada está cerca, televisiones y radios se acercan a la línea de meta para intentar captar las primeras impresiones de los vencedores. En este caso, el color de la acreditación facilita o complica mucho la tarea. En cualquier caso, el departamento de prensa de la prueba francesa se encarga de repartir las entrevistas y el material utilizable para aquellos que no hayan podido preguntar. Una vez ya están los ciclistas en el bus, los favoritos se suben al rodillo para enfriar la musculatura pedaleando muy suave. Son buenos momentos para cazar alguna declaración. Es el momento de sacar codos en busca de la entrevista. Aquí ya no hay colores de acreditación, lo que vale es ganar el espacio o tener alguna manera de acercar el micro lo más posible para captar esas declaraciones.
En cuanto han subido todos los corredores a sus respectivos buses, poco a poco el bullicio de la meta se deshace en cientos de coches, furgonetas y autocares que intentan llegar lo antes posible al hotel, para cenar y descansar. El tiempo de recuperación es oro y se nota en la rapidez con la que abandonan la meta. Al día siguiente, habrá que volver a conducir unos cuantos kilómetros hasta la siguiente ciudad salida del Tour de Francia.
En las etapas de montaña, el Tour suele elaborar un plan de evacuación para evitar las largas colas de coches de aficionados en diferentes puntos de paso, cruces o rotondas. Aquí no puedes dudar. Si quieres llegar al hotel lo antes posible no puedes dejar mucho espacio con el vehículo que te precede. Si es un coche de equipo, hay que ponerse en modo Fernando Alonso si uno quiere llegar en el convoy. Toda una peripecia para llegar lo antes posible al hotel de turno donde acabar con el trabajo pendiente, cenar cuanto antes y descansar.
Al día siguiente habrá que estar pronto en el Village Départ para buscar algún contenido interesante. Y así durante durante tres semanas. Así es el Tour de Francia, duro pero bonito. Estresante y a la vez increíble. Una experiencia única.