VALÈNCIA (EFE). El Valencia Basket, por segunda campaña consecutiva tras el abrupto final de la pasada por la Covid-19, afrontará esta Euroliga con el objetivo de estar en los cuartos de final, quedar por encima del Alba Berlin y dar un paso adelante con sus fichajes para que lograrlo no sea una gesta y tener así opciones reales de jugar la próxima edición del torneo.
La última reforma de la Euroliga determinó que serían dos los equipos que podrían acceder al torneo desde la Eurocopa, como hicieron el Valencia y el Alba tras disputar la final de 2019, y estableció que el mejor clasificado de ambos, siempre que acabara la fase regular entre los ocho primeros, tendría plaza para la siguiente edición.
El hecho de que el coronavius obligara a suspender el pasado curso sin acabarlo hizo que la organización mantuviera esta condición para esta nueva temporada y el objetivo del Valencia (no sólo en esta Euroliga sino en general en su temporada) es lograr esos dos hitos para poder repetir en la 2021-22 y asentarse así en el torneo.
La pasada campaña, el equipo de Jaume Ponsarnau se sobrepuso a un mal inicio y llegó a estar varias jornadas dentro del objetivo, aunque en las últimas antes de que el torneo se suspendiera se descolgó un tanto del mismo.
Para reforzar sus opciones el Valencia ha realizado tres fichajes clave: el base Martin Hermannson, que brilló en su debut en la Euroliga con el Alba la pasada campaña, el alero Nikola Kalinic, que ha jugado las últimas cinco en un Fenerbahce siempre candidato y que alzó el título en 2017, y Derrick Williams, su compañero la pasada campaña y una de las piezas más destacadas del Bayern Múnich de la 2018-19.
Además, ha fichado a un Klemen Prepelic que busca hacerse un hueco en la élite del baloncesto europeo y al prometedor interior español Jaime Pradilla.
Los refuerzos, el paso adelante que se espera de Mike Tobey y Vanja Marinkovic, la solidez que aportan veteranos como Sam Van Rossom, Fernando San Emeterio y Bojan Dubljevic y las labores de intendencia de Guillem Vives y Louis Labeyrie completan una plantilla aparentemente de más calidad que la de la pasada campaña.
Quino Colom completa la lista pero no se cuenta con él lo que podría dejar un hueco para un último refuerzo en el que caso de que finalmente salga en algún momento.
Teóricamente, el equipo gana en solidez, experiencia y físico y también su entrenador Jaume Ponsarnau ya no será un debutante en el torneo puesto que acumulará el bagaje de la pasada campaña.
Todos esos mimbres deberían permitir al Valencia evitar los malos inicios de sus últimas participaciones y también darle recursos y entereza para ganar partidos decisivos para lograr su objetivo final.