opinión

Valencia CF, ni tan mal

¿Dónde están ahora los que decían que el Valencia podía pelear la Liga? Pues aquí, servidor sigue aquí, de pie, en el mismo sitio que antes de estas dos derrotas, porque mi ética no es de geometría variable...

20/12/2017 - 

VALÈNCIA. ¿Dónde están ahora los que decían que el Valencia podía pelear la Liga? Pues aquí, servidor sigue aquí, de pie, en el mismo sitio que antes de estas dos derrotas, porque mi ética no es de geometría variable. Y el Valencia, para infortunio de los que ahora airean que el globo de ha pinchado, también sigue ahí, firme, en la pelea. Ni se ha desintegrado, ni ha desaparecido, ni se ha instalado en la mediocridad, ni va a bajar a Segunda. No. El VCF simplemente ha perdido dos partidos que, por ocasiones, no mereció perder y que, por efectividad, acabó perdiendo. Y el equipo, victoria arriba derrota abajo, sigue siendo lo que era en septiembre: un grupo unido, liderado por un entrenador competente – con la venia, en mi humilde opinión, el mejor del país-, con una plantilla corta y algún fichaje necesario por hacer en enero. Eso se sabía cuando se ganaba y ahora se sabe después de dos tropiezos. Hay quien cree haber descubierto el fuego, pero no hay más cera que la que arde. Y ni el Valencia iba a ganar la Liga sin bajar del autobús, porque es casi imposible que gane el campeonato, ni ahora va a caer en picado, descalabrándose por la clasificación, para disfrute de telepredicadores.

¿Por qué no puede ganar el Valencia esta Liga? Naturalmente que puede. ¿Es casi imposible? Claro que sí, pero su sueño es morir en el intento, porque eso le honraría. ¿Sería un éxito acabar entre los cuatro primeros? Viniendo de donde se viene, sí; atendiendo a la historia del club, sería volver a su hábitat natural. ¿El objetivo normal después de dos años de desastre es alcanzar plaza europea? Sí. Pero mientras Marcelino y su plantilla van como deben, partido a partido, está la mentalidad del aficionado. Y ahí es donde la tribu ché debe ser consciente de que el VCF, como el Atlético, no es favorito a nada pero debe ser aspirante a todo. Lo dice y lo reivindica su historia, porque el club es grande de España y a pesar del club del zoquete ilustrado, de Europa. La obligación del Valencia es acabar el campeonato en plaza europea, desde luego, pero ni la euforia debía ser desbordante en los primeros partidos, ni el pesimismo debe inundar Mestalla por las últimas dos salidas del equipo. Calma. Conviene ir partido a partido.

Ahora que las hostias, con perdón, caen a manta, ahora que los que ningunean al Valencia creen que el equipo de Marcelino es BlackHawk derribado, es cuando toca reforzar las convicciones. La esperanza: que el equipo recomponga la figura, siga creciendo y vuelva a la velocidad de crucero que le metió, de lleno, en la pelea por un campeonato que es casi imposible, pero no imposible. El temor: que el Valencia justifique las profecías de los agoreros, que se desinfle, y que el equipo de Marcelino firme un arranque de caballo andaluz, para luego terminar con parada de burro manchego. La realidad: incluso después de sus dos derrotas, el VCF está entre los cuatro mejores del campeonato, a ocho del líder, sólo dos puntos por detrás del potente Atleti – que sigue sin hacer ruido y eso le encanta al Cholo- y tres por delante del vigente campeón de Liga, Champions y Mundialito. Con los tres ha jugado ya y con ninguno ha perdido, por cierto. Saca cinco al Sevilla y diez al Villarreal. Y sigue vivo en la Copa. Así que, como uno le pagan por contar lo que sucede, no por apasionarse, les diré: ni tan mal, oigan.

Naturalmente que el Valencia ha perdido dos partidos. Atención, exclusiva: alguno más le tocará perder. Pero si cayó, fue porque antes había subido a la cima, hasta un lugar que otros le decían que jamás podría llegar. Es posible que algún valencianista, ilusionado con motivo por la marcha del equipo, haya renegado ahora, después de dos victorias, y crea que ya no es posible soñar. Error. Ni se ha ganado nada, ni se ha perdido. El desafío para Marcelino y sus chicos sigue Su misión será superarse como grupo,  con un mérito incalculable, enfrentándose a multinacionales que tienen más plantilla, talento, dinero, recursos y, cómo no, más propaganda. Eso merece respeto. Ha perdido dos partidos fuera de casa ¿y qué? Las notas finales se entregan en mayo. Y el Valencia, con sus pros y contras, está en el buen camino. Y para los que ahora dudan, memoria: antes de que llegase Marcelino, este equipo era una banda que arrastraba el escudo por esos campos de Dios. Ahora compite siempre. Gane o pierda.

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