El Valencia CF logró un triunfo ante el Leganés que le permite romper con la mala dinámica que atravesaba de cinco semanas sin ganar pero dejó un sabor agridulce tras el segundo tiempo que realizó dejando nuevamente las sensaciones que le mantienen en la parte baja de la tabla en Liga
LEGANÉS. "Estamos trabajando con mucha intensidad cada día y vamos a seguir haciéndolo para que el equipo tenga 90 minutos de orden". Así definió el entrenador italiano del Valencia CF, Cesare Prandelli, la desconexión de su equipo en la segunda parte de la ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey en Butarque. El equipo valencianista se llevo la eliminatoria prácticamente resuelta para Valencia merced al uno a tres que consiguió a última hora con el gol de Bakkali en el descuento. Sin embargo, la segunda parte que hicieron los 'taronja' bien pudo empañar el buen primer tiempo realizado.
Prandelli apostó por los tres centrales de nuevo, los mismos que en Sevilla, y cambió piezas en el puzzle para buscar aferrarse a la Copa del Rey como vía de escape ante la desastrosa clasificación liguera. Jaume se consolida definitivamente como segundo portero del equipo y el italiano le enseño la puerta de salida al australiano Ryan. El valeciano respondió con una buena actuación y salvando un gol cantado. Los carrileros, Medrán por Enzo y Munir por Rodrigo fueron el resto de cambios y al entrenador de Orzinuovi le salió muy bien en el primer acto.
Montoya, Medrán y Munir fueron la mejor noticia del Valencia CF en Butarque. Sus primeros 45 minutos fueron lo mejor que le ha pasado al valencianismo en muchas semanas. El costado izquierdo del Leganés estuvo defendido el castellonense Sergi Segura, jugador del filial pepinero que juega en Tercera División, y allí encontró Montoya una autopista abierta por la que percutir una y otra vez. En el minuto tres fue la primera conexión y Montoya le puso un balón medido a Munir para que el jugador con origenes marroquíes definiera con templanza y calidad ante la salida de Brignoli y convirtiera el primer tanto valencianista.
Ese gol espoleó al Leganés que se fue a por el empate rápido y tuvo dos ocasiones clarísimas. Un error en el centro del campo no lo pudo solventar Abdennour y su despeje se lo llevó rechazado Omar Ramos que dejó en bandeja el gol a Machís para que este perdonara el empate. Solo dos minutos después, Mangala cometió un error inhabitual en él en las últimas semanas y su regalo a Machís terminó en un remate a bocajarro de Omar que incomprensiblemente se marchó por encima del larguero. Esas dos jugadas activaron al medio del campo valencianista y empezó a aparecer Medrán. Montoya y Munir siguieron encontrando abierto el carril derecho y primero Gayà con un cabezazo alto y posteriormente una espectacular chilena de Nani al palo avisaron del segundo tanto que firmó Medrán. La jugada comenzó en una recuperación de Mangala, una cabalgada de Montoya con un centro medido para que el cordobés cabeceara impecablemente a la red. Desde ese gol vinieron unos minutos placidos para el Valencia CF hasta el descanso con el susto del cabezazo de Insua.
El descanso le llegó en buen momento al Leganés porque pese al cabezazo estaba siendo dominado por el Valencia CF. En el descanso Prandelli no tocó nada y el equipo salió al césped de regreso al segundo acto dormido, relajado, dando por hecha la faena y pensando quedaban 45 minutos de trámite. En el minuto trece Machís se coló entre los tres centrales, superó con facilidad a Montoya por el centro y fusiló a Jaume. El Leganés creyó en sus posibilidades y para ese momento los valencianistas ya estaban fuera del encuentro.
El segundo acto fue una demostración de lo que está siendo el club valencianista esta temporada. Santos tuvo que sustituir a Mangala con tarjeta y a punto de ser expulsado y el brasileño volvió a dar su peor versión. Varios errores suyos pudieron costar el empate. El equipo desconecto en el segundo tiempo al verse superior y con un resultado favorable y volvió a ser el equipo endeble y vulnerable que en la Liga es incapaz de ganarle a nadie.
La imagen del segundo acto dejó con regusto amargo al valencianismo y principalmente al entrenador, que llegó a la sala de prensa con una sonrisa por la victoria pero con la sapiencia interior de que la segunda parte era la misma que está condenando a su equipo semana a semana. Bakkali sentenció la eliminatoria y su gol cobrará más sentido a finales de diciembre cuando se juegue la vuelta y el equipo pueda encarar el partido con cierta tranquilidad. Hasta entonces llegan dos finales en Liga ante Málaga y Real Sociedad en las que no se puede fallar. La actitud del primer acto da para competir, que no asegura ganar, pero con la desconexión del segundo acto el Valencia tendrá complicado sacar puntos.