/ OPINIÓN

Victoria del subcampeón

1/05/2022 - 

VALÈNCIA. Decía el gran Luis Aragonés, en una emotiva charla a los jugadores de la selección española antes de la final de la Eurocopa de 2008, que del subcampeón no se acuerda nadie. Reunió a los futbolistas en el centro del terreno de juego y les convenció de que eran los mejores. Luis era un gran motivador. El mejor. El entrenador estaba hecho de una pasta especial. Aquella final ya saben como acabó. Ganamos a Alemania con gol de Fernando Torres. Aquel triunfo fue el comienzo de una época dorada. De una selección que marcó tendencia y asombró al fútbol mundial. Esa misma motivación a nuestros internacionales de 2008 ya la había trasladado 'El Sabio' por los muchos equipos por donde pasó. Entre ellos el Valencia de la temporada 95-96, una campaña en la que se logró el subcampeonato de Liga y que, no es por llevarle la contraria a Luis, siempre quedará grabada en el imaginario valencianista pese a ser subcampeones.

Aquella temporada 95-96 un Valencia bronco y copero, con el mejor entrenador posible (Luis), unido a un grupo de currantes en el campo (personificados en la figura de Poyatos) tuvo opciones de disputarle el título al Atlético de Madrid del millonario Jesús Gil hasta la última jornada. La Liga se nos fue en dos córneres, en Tenerife. Pero en el recuerdo quedará el partido de la segunda vuelta jugado en el Vicente Calderón (2-3) con el capitán rojiblanco Solozábal gritando a voz en grito a sus compañeros: “Todos atrás que les ganamos el golaveraje”. El Atlético, y su presidente Gil, estaban “acojonados”, como bien anunció Luis en una inolvidable rueda de prensa celebrada en Paterna. ¡Qué tiempos! ¡El rival se conformaba con perder por la mínima en casa! Aquella Liga no se pudo ganar. Una pena. Pero la afición celebró el segundo puesto con un recibimiento espectacular al equipo en Manises tras a su regreso de Vigo, donde jugó la última. De aquel subcampeonato, nos seguimos acordando mucho.

Del mismo modo que aquel segundo puesto del curso 95-96 todavía perdura en el recuerdo de muchos aficionados del Valencia, creo que este subcampeonato de Copa también permanecerá imborrable en la memoria colectiva. Porque pese a la derrota ante el Betis tras la decepción sufrida tras la tanda de penaltis, la hinchada se reconoció con su equipo. Hay una indudable identificación de la grada con sus jugadores. Y eso, en los 'meritonianos' tiempos que corren, ya es una victoria. También hay ciertas similitudes entre aquel equipo del 86, cuya calidad individual se podía contar con cuentagotas, y el pundonor que evidenció el conjunto de Bordalás en Sevilla. Esta última final de La Cartuja tuvo tintes de victoria colectiva para el valencianismo. Sobre todo como demostración de músculo social, de unidad, de sentimiento y, en definitiva, de que la llama del Valencia continúa viva en Mestalla pese a que Meriton trate de apagarla a diario. 

La tapadera

Hablaba el otro día en estas páginas Javier Subirats sobre la importancia de la figura del reponedor en un supermercado. El exdirector deportivo del Valencia trasladaba la comparativa a Mestalla y argumentaba que desconocía el nombre de la persona que asume la responsabilidad de los fichajes en la entidad. En un magnífico artículo de lectura obligada, Subi llegaba a la conclusión de que tenía pánico al reponedor. Porque cada temporada que pasa, el equipo se diluye como un azucarillo. A mí, querido amigo, me da mucho más miedo la figura del dueño del supermercado (Peter Lim) y la del director del mismo (Anil Murthy) que la del reponedor (Corona). O igual, lo hemos hablado mil veces, el actual secretario técnico del Valencia no pinta nada sino que es una tapadera para que Lim haga y deshaga a su antojo.

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