VALÈNCIA. Una de las últimas genialidades esgrimidas por el aparato de excusas y culpabilidades ajenas al servicio de los actuales rectores del club, es que las redes sociales se cerraron porque se recibían insultos; bienvenidos al mundo real. Entiendo que en el Valencia CF actual saben muy bien que en las redes sociales se insulta y se amenaza, cabe recordar las palabras pronunciadas por Anil Murthy en la firma del convenio con el CEU San Pablo para la ¿formación? de periodistas: "Las redes sociales también se pueden usar en contra de esos difusores de rumores", porque para este club todo aquello que no le viene bien son rumores o mentiras (por ejemplo, denunciar que se dijo que no se iba a hacer un ERTE a los empleados del club durante la pandemia y luego hacerlo, es para esta gente difundir una mentira). Casi es más gracioso que aún vayan diciendo que están estudiando una solución a lo de las redes sociales pero que no es fácil. Fácil es, abrirlas de nuevo, pero no sé porqué no los veo por la labor. Por cierto, mucho antes de cerrar las redes, ya comenzó la caza de brujas del club bloqueando a aficionados que criticaban de manera educada la gestión.
Meriton y sus asalariados aplican un dicho a la perfección: cuando se inventaron las excusas, se acabaron los errores. Cuando tu autocrítica es cero, siempre hay un culpable al que cargarle el muerto.
¿Te cargas un equipo y un proyecto que funcionaba? El entrenador menoscabó la autoridad del propietario y el proyecto era insostenible por la tensión financiera.
¿Tu sustituto en el banquillo fracasa porque no estaba preparado? La culpa es de los futbolistas que le hicieron la cama.
¿Regalas a media plantilla? La culpa del COVID. Bueno el COVID fue el culpable de eso, de proyectar un polideportivo de Benicalap sin paredes, de no fichar en todo un verano entero, de recurrir a Gedesco para pagarle a la plantilla, de tener el tope salarial más bajo de toda la primera división, de no acabar el nuevo Mestalla, de no admitir pases de temporada completa para venderle a los socios y de tantas cosas más.
¿No has movido en siete años un ladrillo de la Avenida de las Cortes? También le puedes echar la culpa a las instituciones.
¿Hablas de que tu proyecto es la cantera y hundes al filial en la quinta división del fútbol español bajándolo dos categorías en una temporada? La culpa del entrenador del filial y de la Federación por reestructurar las categorías.
¿Qué al hundir al filial ya no cuela lo del proyecto de cantera? Pues dices que tu proyecto ahora pasa por un entrenador líder cuando dos años atrás hablaste de un entrenador funcionario.
¿Vendes hasta al apuntador y los jóvenes salen huyendo de un club sin proyecto deportivo? La culpa siempre se le puede echar a los futbolistas por mercenarios y poco poseedores del sentimiento valencianista (porque dónde se ponga un tipo de Singapur que hace 10 años no sabía ni donde estaba la ciudad, que se quiten chavales de Torrent, de Foios u otros que llevan desde los 8 años jugando en las inferiores de la Academia; dónde va a parar...).
¿Te trincan diciendo que vas a subir los precios a la temporada siguiente? La culpa es del traductor de la conferencia.
¿Te encaras con el público de Mestalla desde el palco? Siempre podrás decir que habías quedado con un familiar en otra zona del estadio, o que le decías al público que animara al equipo.
Siempre hay una excusa. Inconsistente, que nadie cree para tratar de justificar lo injustificable. Es la consecuencia de considerar súbditos a los aficionados del club que gobiernas y creerte por encima de ellos. Y lo que es casi peor, hay gente dispuesta a comprar dichas motos.
Tras cada "hazaña" encuentras constantemente un descargo pueril, frágil, quebradizo, de cartón piedra que huele a leguas a excusa de mal pagador. Siempre hay un perro que todos los días se come los deberes. Y visto lo visto, ese perro debe tener un hambre atroz, porque no deja de engullir día tras día las tareas que otros debieron haber acometido. Sólo queda esperar que el día que el can en cuestión defeque, puedan llevarse bien lejos los detritus.