VALÈNCIA. A Guedes le arrean más que a una estera; así cómo suena. Y no es que lo diga yo o que esa sea la impresión que tengo en los partidos (que también), es lo que dicen las estadísticas de la liga. El luso ha recibido 58 faltas (las pitadas, que hay muchas que se quedan sin pitar) en 2400 minutos de juego. O sea que recibe un "viaje" cada algo más de media hora; terrorífico.
El portugués, que a muchos nos exasperó durante algunos años por su inconstancia, lleva un año pletórico. Es el futbolista más desequilibrante sobre el terreno de juego y de eso se dio cuenta Bordalás nada más tomar las riendas del equipo. Por eso lo sacó de la banda y lo puso arriba, con libertad pada inventar y el de Benavente le está dando la razón con hechos a su técnico: 12 goles y 5 asistencias.
Estar en la final de la Copa tiene un gran porcentaje de protagonismo del portugués que sacó el centro en Bilbao para el primer remate de Bryan Gil y el segundo de Hugo Duro, y que en Mestalla arreó un zapatazo que más te maravilla cuantas más repeticiones ves de la acción (salvo que seas del Athletic, claro).
El problema es que Guedes está sólo. El pasado sábado en Getafe llegó a desesperarse de ver cómo había barra libre para pararlo mientras Cuadra Fernández apenas amonestó a su marcador.
Guedes está sólo porque tampoco hay un discurso en el club que lo proteja. Los medios a los que el club alimenta nunca hablarán de la caza del portugués porque prefieren gastar sus minutos hablando de Vinicius o del advenimiento de M´Bappé. Y tampoco hay nadie en la entidad que salga a la levantar la voz para pedir que cese la caza sobre el luso. Mientras en Sevilla sale Angel Haro (presidente bético) para hablar de la necesidad de proteger el talento de Fekir, o Pepe Castro (presidente sevillista) sale a quejarse de las decisiones arbitrales que entiende perjudican a su equipo, aquí sólo levanta la voz Don Ricardo Arias. El presidente está demasiado ocupado explicándole a determinadas personas las bondades del esqueleto de estadio que pretenden colarle a la ciudad (por cierto, a la hora de presumir de Arias nunca falta propaganda, lo de que tenga un sueldo acorde a todo lo que representa y aporta, ya es otro cantar).
Así que estás sólo, Gonçalo (eso tú ya lo sabías). En cualquier caso ten la seguridad que para el 23 de abril en La Cartuja tendrás las alas que proporcionan 22.000 murciélagos que empujarán a tope. Ellos son de lo poco que queda velando por este club.