VALÈNCIA. Un mundo de locos. Está el valencianismo enamorado de su equipo en este inicio de la temporada y es el propio Valencia, algunos o algún ejecutivo del Valencia, el que bloques cuentas en las redes sociales para que nadie le siga ni nadie comunique. Esa forma de trabajar es rastrera y es casi un insulto grave a la forma de trabajar que siempre ha tenido el Valencia pensando internamente en su afición y en su apoyo. Ahora mismo, en este instante, el personal ha recuperado su amor por este Valencia, fundamentalmente por el señor Bordalás y su forma de trabajar, y es injustificable que el propio club se aleje de sus aficionados de esta forma tan grosera y hasta algo rastrera.
Y oigan, lo más alucinante es que el personal ha recuperado por fin la sonrisa por este inicio del campeonato francamente atractivo futbolísticamente y ha señalado a Bordalás como su gran referente en los cambios positivos que parece arrastrar este Valencia en estos compases de la temporada. Todo parece que es bueno para una afición que se siente dolida y engañada por el hombre de Singapur que compró el club, al que inicialmente apoyaron con una ilusión tremenda y al que ahora, pura tristeza, le encantaría ver lejos del club de su alma para recuperar esa alegría que siempre ha sentido el valencianismo.
Y lo denunciable es como está respondiendo el club ante esta avalancha de amor hacia el Valencia por parte de una afición que se sentía traicionada en su amor por este club. Y no existe nada más triste ni tan escasamente recomendable que el bloquear al personal de una forma tan rutinaria y escandalosa. La historia del Valencia que habita en nuestra alma jamás ha sentido como el propio club bloquea el corazón de sus aficionados. El Valencia de Peter Lim ofrece tristeza por sus cuatro costados y eso es algo realmente preocupante para un club de fútbol que tiene en su gran afición a su mejor estandarte.
Y lo más sorprendente de todo es que exista un señor de Singapur enamorado del fútbol europeo, pero que no tiene ni idea de cómo conducir una empresa futbolística del nivel del Valencia donde la afición es sagrada y donde esa misma afición debe ser respetada por todo el mundo y de forma muy especial por su propia entidad. El fútbol actual es magia, es alegría, es respeto... y es todo lo contrario a lo que está haciendo el Valencia con el personal que sí disfruta a lo bestia con su equipo y que está alucinado al comprobar que su propio club lo tiene bloqueado de forma definitiva.
Yo espero un cambio en el Valencia que sí ofrezca cariño a su propia afición y que sí ofrezca cohesión a un mundo del fútbol que mira hacia Valencia y no se cree que exista tanta ruina social. El cambio es obligatorio, aunque si les soy sincero no entiendo que Meriton vaya a ser capaz de rectificar y ganarse al personal con algo de atención y de cariño. Pese a todo sí existe un dato que es fundamental para entender a este Valencia. El personal parece que ha despertado de esa terrible pesadilla que se apoderó de ellos cuando Meriton comenzó a demostrar que no tenía ni idea de lo que hacía y encima mostrando poquísima mano izquierda hacia los que probablemente sí son de verdad los amos de este Valencia y que no son otros que esa encantadora afición que ahora mismo siente un dolor inmenso ante tanto bloqueo. Ojalá todo cambie. Meriton está a tiempo, pero lo dudo.