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LAS FINALES DE COPA "EN COLOR" DEL VALENCIA CF (CAPÍTULO V)

2019, la Copa del Centenario; la gloria antes de las tinieblas

18/04/2022 - 

VALÈNCIA. Quinto y último episodio en www.plazadeportiva.com de las finales "en color" de la historia del Valencia CF (desde 1979 hasta la actualidad). Esta es la de la Copa del Centenario, un proyecto que iba viento en popa hasta que el negocio de Peter Lim y los celos de quienes exigen sumisión a su paso volvieran a dejar el club en el estado actual. Tras un final de año del Centenario del club propio de una película de Hollywood, se dio paso a la realidad actual. Un absoluto desastre en el que la final de La Cartuja constituye -hasta el momento- un auténtico oasis.

El año del Centenario

La temporada 2018/19 comienza con un hito en el horizonte, el Centenario del Valencia CF. En lo social y lo institucional los mandatarios del club le concedieron nula importancia a la efeméride hasta el punto que Anil Murthy admitía sin tapujos que su único objetivo de la efeméride era sacar dinero

Finalmente fue un grupo de empleados del club (la mayoría ya despedidos) y el presidente de la Asociación de Futbolistas, Fernando Giner quienes pudieron arrancar algunos actos que quedaron en la memoria colectiva. La marcha cívica por la ciudad y el partido de las leyendas son lo poco salvable de un año que a nivel institucional debería haber requerido de un esfuerzo mucho mayor. Pero cuando la arrogancia es así de osada estas son las consecuencias.

A nivel deportivo comenzaba el segundo año del club dejado en manos deportivas de Mateu Alemany. Lim decidió hacerse a un lado durante dos años por consejo de su amigo Javier Tebas y la apuesta por el balear fue todo un acierto. El problema fue el de siempre, las ínfulas y los objetivos reales del propietario. El primer año de la "Doble M" (Mateu y Marcelino) es ya un salto hacia adelante considerable. Tras dos temporadas acabando duodécimo con tres técnicos por año, Mateu y Marcelino limpian la plantilla y encuentran buenos recambios. Al término de esa primera temporada, el equipo se clasifica holgadamente para Champions y llega hasta semifinales de Copa del Rey en la que lo elimina justamente el FC Barcelona.

Pero en la segunda campaña, al equipo le cuesta arrancar. Combinar Liga y Champions se les atraganta en el comienzo a los de Marcelino que no ganan, pero tampoco pierden, empatan la mayoría de los partidos. De las 10 primeras jornadas, 8 empates, 1 victoria y 1 derrota. Además el camino en Champions no es bueno. El equipo acaba tercero de grupo y cae relegado a la Europa League. En medio de todo ello (30 de octubre) comienza la Copa a doble partido frente al Ebro.

El camino

Empieza contra el modesto Ebro (último año del formato de Copa a doble partido en todas las eliminatorias) y lo hace en La Romareda al no reunir el campo del equipo aragonés los requisitos mínimos. Al ser equipo Champions, el Valencia entra directamente en los dieciseisavos del torneo. 

El equipo no está fino y sufre mucho para imponerse 1-2. Encaja primero un gol de Jon Ander a los 62 minutos, pero el empuje y acierto de Santi Mina le permiten voltear el marcador en los minutos 70 y 79 de partido. El primer once de la Copa de 2019 fue el siguiente: Jaume; Vezo (Coquelin, m.62), Murillo, Diakhaby, Lato; Wass Soler, Kang In (Alex Blanco, m. 62), Ferran; Mina y Gameiro (Batshuayi, m. 46). La vuelta no tuvo historia, 1-0 con gol de Batshuayi para cubrir el expediente. Precisamente el delantero belga iba a ser el protagonista de la eliminatoria de octavos ante el Sporting.

En uno de los peores momentos del equipo el Valencia CF pierde ante un segunda como el Sporting por 2-1 y deja a Marcelino muy tocado y con Mateu Alemany como único baluarte en el club. Pero de la derrota en El Molinón destaca la andanada que el entrenador le lanzó a un Batshuayi que nunca se acopló a lo que de él se esperaba. Llegó pasado de peso y nunca se le vio a gusto ni implicado en el proyecto hasta el punto de causar rechazo en el propio vestuario por su indolencia. Esa que mostró en Gijón y que llevó a Marcelino a decir aquello de: "Creo que tenemos que traer jugadores de arriba. Está claro que la paciencia en algún caso se agotó". A la vuelta el Valencia el Valencia resuelve sin problemas. Dos dianas de Santi Mina y el primer gol como jugador de la primera plantilla de Ferran Torres cierran los octavos y abren la puerta de los octavos de final ante el Getafe. Se venía la madre de todas las batallas.

Que comienza cuando en Getafe sientan mal unas declaraciones de Marcelino García Toral sobre la intensidad del equipo de Bordalás: "Nos espera una eliminatoria muy igualada. El Getafe es un equipo intenso que juega al borde del reglamento". La ida tiene una gran carga ambiental y el Valencia pierde 1-0 destacando los gestos de miembros del banquillo del Getafe celebrando el gol llevándose los puños a los ojos como llamando "llorones" a los valencianistas. Fue un grito (el de "llorones) muy repetido toda la noche en el Coliseum. Tras el partido, Bordalás contesta a Marcelino: "Yo no tengo nada con ningún entrenador. Sí que he visto que él ha tenido problemas con muchos entrenadores. Klopp ya sabéis lo que dijo, no tengo más que decir" (en clara referencia a cuando Marcelino se enfrentó con Klopp en el Liverpool y el alemán dijo que no le gustaría ser ni un día de su vida como el entrenador asturiano). Y faltaba la vuelta...

El cruce de declaraciones entre unos y otros no cesa y esto espolea a la plantilla. Aquí entra también en juego la subtrama de las órdenes de la propiedad de desechar la Copa para entrar en Champions como fuera por el pellizco económico que supone. Pero los capitanes hablan con Mateu Alemany y le dicen que traslade a la cúpula que la plantilla quiere pelear el título de Copa. Todas las partes lo reconocieron, entrenador en su despido, Mateu en su adiós y los capitanes tiempo más tarde.

Con un Mestalla con ganas de Copa el mazazo llega a los 16 segundos: gol del Getafe. Con la norma del gol fuera de casa al Valencia la hacen falta al menos 3 goles para llegar a las semifinales. El partido lo tiene controlado el Getafe a excepción de algún susto y de un gol anulado a Rodrigo por mediación del VAR. En el minuto 60 llega por fin el tanto del empate, pero el Valencia sigue espeso. En el minuto 73, la pillería de Santi Mina deja al Getafe con diez por la expulsión de Djené. Pero el tiempo se consume y los goles no llegan. En el minuto 92 llega el 2-1 también marcado por Rodrigo y es cuando Mestalla, guiada por una fuerza inexplicable cree en marcar el tercero.

El Getafe roba y se planta sólo ante Jaume. Ya saben aquello que inmortalizó Miguel Ángel Román: "Ahí va Jorge Molina que cabalga como si fuera un chaval, sigue Jorge  Molina que pisa área, le puede pegar... el golpeo ¡tocó en Hugo Duro!  ¡Tocó en Hugo Duro, que le negó el gol a su compañero!"... Luego el 3-1 de Rodrigo, la clasificación, Mestalla enloquecida, la tangana del final, la fiesta en la balconada y el punto de inflexión de un equipo que no paró de crecer hasta el último partido de la temporada.

De hecho las semifinales fueron mucho más plácidas ante el Betis. Pese a que los de Setién se avanzaran 2-0 en el marcador, el arreón final de los de Marcelino fue notable para empatar a dos con goles de Cheryshev y Gameiro. La vuelta en Mestalla acabó 1-0 con gol de Rodrigo y la sensación de que el Valencia controló en todo momento al rival. No pasó ningún apuro en 90 minutos y si hubiera necesitado algún gol más, es más que probable que lo hubiera conseguido. Siguiente parada, la final en el Villamarín y ante el FC Barcelona.

La final

Todo se va aliando en el año del Centenario de manera mágica para el Valencia CF. Con el único sinsabor en el tramo final de la semifinal de Europa League ante el Arsenal, el equipo completa un digno campeonato en el tramo continental, consigue clasificarse por segundo año consecutivo para la Champions y llega con la confianza fortalecida ante un FC Barcelona muy tocado tras su decepción Europea ante el Liverpool.

Por tanto, los de Marcelino llegan creyendo que es posible levantar el título mientras las dudas visten de culé con un Luís Suárez que se borra para operarse y no perderse compromisos con su selección.

En el Valencia Kondogbia llega muy justo por las lesiones que le han lastrado buena parte de la temporada. Pero aparece para estar en convocatoria y el año del otro jugador en su posición, Coquelin está siendo de un altísimo nivel.

Así que ambos equipos se citan el Benito Villamarín la tarde del 25 de mayo de 2019 con arbitraje (último antes de su retirada) del navarro Alberto Undiano Mallenco -curiosamente el mismo colegiado que arbitrara la final de 2008 ganada ante el Getafe.

La afición valencianista gana por goleada de inicio. En las calles de Sevilla la proporción es de 3 camisetas blancas por cada una azulgrana. El Villamarín se aproxima ambientalmente mucho más a Mestalla que al Camp Nou, y en la lona que cubre la grada, el valencianismo le da ya sopas con hondas a la culé. El diseño del valenciano Jorge Lawerta en la que se vé la caricatura de Kempes, de Baraja y del Piojo y la leyenda "Soñar que no tenemos techo" se ha convertido junto al "És aixo el que ens fa grans" del grupo valenciano “Tardor” en uno de los objetos de culto del valencianismo de calle (el alejado de los corsés oficiales y oficialistas). 

Curiosamente, el propietario del equipo, Peter Lim, no se acercó en ningún momento a la expedición (cosa que sí hizo en Valladolid cuando se consiguió en la última jornada la plaza Champions y bajó al vestuario a felicitar a los jugadores). En el estadio se cogió de incógnito un palco privado junto con su amigo David Bekham y los hijos de la ex estrella madridista. Tras el encuentro no apareció ni por el vestuario ni por la posterior fiesta de celebración (ni en la noche sevillana, ni en la caravana de los campeones en Valencia al día siguiente).

Marcelino saca de inicio a Jaume bajo palos con Wass, Gabriel, Garay y Gayà en defensa. Parejo y Coquelin gobiernan desde el centro con Soler a la derecha y Guedes a la izquierda y arriba se encargan de moverse Rodrigo Moreno y Kevin Gameiro.

Valverde en el Barça sale con Cillessen en portería; Semedo, Lenglet, Piqué, Jordi Alba; Arthur, Busquets, Rakitic, Sergi Roberto, Messi y Coutinho.

El partido comienza bajo los parámetros esperados. El Barça mueve la pelota y el Valencia espera atrás muy ordenado en bloque bajo. Pero en el primer latigazo blanco (recuerden que el año del Centenario, el equipo vistió camiseta y pantalón blanco y medias negras), Rodrigo se queda mano a mano ante Cillessen y tras regatearlo se queda sin ángulo. Su tiro no tiene la velocidad para ser gol y lo salva Piqué en la línea.

A la segunda no habrá tanta fortuna para los azulgrana. Es el minuto 21 y el envío largo de Gabriel encuentra en la izquierda a Gayà. El lateral pone la pelota a la frontal a la que se incorpora Gameiro (por delante va Rodrigo que arrastra a los centrales hasta más allá del punto de penalti y le hace un aclarado a su compañero) que con una finta se quita de en medio a Jordi Alba y cuando tiene a tiro la meta suelta un zapatazo inapelable. 1-0, delirio.

Once minutos más tarde y con el Valencia madurando el partido a su voluntad, Coquelin roba una pelota en el medio del campo y ve la incorporación por derecha como una bala de Carlos Soler. El valenciano suelta una carrera con autopase incluido para dejar atrás a Jordi Alba y poner un balón desde la línea de fondo al segundo palo. Allí aparece Rodrigo Moreno para meter la cabeza e incrustar la pelota por segunda vez en la portería culé. 2-0.

El Barça lo intenta y al filo del descanso Messi suelta un zambombazo al que Jaume reacciona con acierto. Con el 2-0 se llega al descanso. Hay confianza pero en el vestuario recuerdan que en el Camp Nou Messi y compañía ya les igualaron un 0-2 en liga esa misma temporada. Valverde mueve piezas para cambiar cosas. El recital en el eje de Dani Parejo moviendo el partido a su antojo con la aportación como escudero de Coquelin es de manual.  Así que el técnico extremeño quita a Semedo y Arthur, y mete a Malcolm y al chileno Vidal.

El Barça aprieta y Messi tiene un balón en el área que se acaba estrellando en el palo y se marcha fuera. Pese a la sensación de que los azulgrana se quieren meter en el partido, lo bien cierto es que sus ataques son bastante previsibles. Entre otras cosas, porque su factor desequilibrante, Lionel Messi está siendo sometido a un control exhaustivo por un Coquelin pletórico.

Llega la peor de las noticias para el Valencia. En el minuto 64 Parejo va al suelo y levanta la mano. Se ha roto. El mejor futbolista de la final (MVP del partido) tiene que marcharse ante la ovación de los valencianistas que premian algo más de una hora de magisterio del 10 de Coslada para acercar al equipo a un título 11 años después. Le suplirá Kondogbia.

Y en el 74 llega el gol del Barça. A pelota parada, no podía ser de otra manera. Un córner botado por Malcolm lo cabecea al palo desde el punto de penalti Lenglet. El rechace le cae a puerta vacía a Messi. 2-1... i a patir.

El dominio azulgrana llegó hasta al final. Con llegada pero sin peligro en balones aéreos que Jaume y la defensa solventaron con eficacia. 

Incluso en el tramo final con el Barça volcado, Guedes tuvo dos mano a mano (una incluso sin portero) que su bisoñez y su agotamiento frenaron para cerrar la final. 

Tras cinco minutos de añadido Alberto Undiano Mallenco levantaba la mano, daba tres golpes de silbato y señalaba el final del partido para la algarabía y felicidad de un Valencia que había conseguido la Copa en el año de su Centenario.

El abrazo de Parejo al subir a recoger la Copa con Mateu Alemany en el palco ante la cara de circunstancias de Anil Murthy era un presagio de todo lo que vendría por delante.

Hasta el sábado, esa fue la última noche plena de gloria para el valencianismo. Ojalá en seis días todos tengamos recuerdos imborrables de la noche del 23 de abril en La Cartuja.

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