ALICANTE. Como en el programa de televisión. En el Hércules hay confianza ciega en el proyecto de Lluís Planagumà y Javier Portillo.
Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez están dispuestos a aguantar hasta el final con el preparador barcelonés y el técnico madrileño. No obstante las ganas que tiene el empresario vasco por volver a ejercer de director deportivo y entrenador y la desazón que a él y su socio les causa no haber visto brillar hasta la fecha como esperaban la inversión económica que han realizado, ahora mismo ninguno de los dos duda de que el Hércules logrará el ascenso a Segunda División A con Planagumà en el banquillo y Portillo en la dirección deportiva.
La corriente reinante en la zona noble del Rico Pérez nada tiene que ver con la que se llevó por delante a los antecesores en el cargo de Planagumà, pese a las protestas de un sector de la grada en el tramo final del partido del sábado (de las que fue testigo Ramírez pero no Ortiz) y especialmente que a falta de nueve jornadas para el final de la Liga regular el objetivo de alcanzar la primera plaza se ha puesto más que difícil.
El empate del Hércules frente al Lleida unido a la victoria del Baleares sobre el Villarreal B deja a los blanquiazules a siete puntos del equipo palmesano cuando restan solo 27 por disputarse. Es cierto que el Baleares ha de visitar Alicante en la última jornada, pero mucho habrá de mejorar su rendimiento el equipo de Planagumà y no menos empeorarlo el de Manix Mandiola para que ese día, con permiso del resto de rivales directos, esté sobre el césped del Rico Pérez en juego el campeonato (por cierto, en ese partido no solo sería innegociable para el Hércules la victoria, es que habría de imponerse por más de dos goles de ventaja para ganar el golaveraje particular).
Uña y carne
Entrenador y director deportivo se desplazaron este domingo a El Collao para asistir al encuentro entre el Valencia Mestalla y un Alcoyano que jugará en el Rico Pérez dentro de tres semanas. Planagumà no escondía el sábado su decepción con el resultado e incluso hacía gala de cierta autocrítica (no siempre ha sido así tras un mal partido), pero defendía su planteamiento (alguna de sus decisiones fueron muy criticadas por el público) al tiempo que hacía el enésimo llamamiento a la unión y a seguir siendo ambiciosos, una postura que es compartida por el director deportivo y tanto de lo mismo por la plantilla: Portillo respalda al entrenador que cuenta con el apoyo del vestuario y buena prueba de ello es, sin ir más lejos, que el topo travieso que anda por las entrañas del Rico Pérez no ha podido hasta la fecha filtrar lo contrario.
"Solo faltó una pizca de suerte"
La opinión unánime en el club es que el sábado "solo faltó una pizca de suerte" para que los tres puntos se quedaran en Alicante, lo que no quita para que muchos piensen también que hay cosas que corregir: por ejemplo, no se entiende como el equipo acusa una y otra vez de esa manera, pese a trabajar en ello, la salida de Fran Miranda del terreno de juego o que en el tramo final del encuentro se acumulasen jugadores por dentro ante una defensa tan cerrada, aparcando la apuesta por abrir el campo que minutos antes sí había permitido generar ocasiones claras para romper la igualada.
Y en cuanto al enésimo divorcio de una parte de la grada con el proyecto, esto no coge precisamente por sorpresa a los Ortiz, Ramírez y Portillo, pero Planagumà y los jugadores también confían en reconducir lo anterior; así, no sería de extrañar que además de continuar los guiños a la afición y los llamamientos a la unión a lo largo de la semana, también trascienda la celebración de algún tipo de actividad o reunión que ponga de manifiesto que en el grupo que conforman técnico y jugadores no hay fisuras.