ALICANTE. En un edicto con fecha del pasado 20 de diciembre, Doña Pilar Solanot, Letrada de la Administración de Justicia del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Alicante anunciaba la subasta del patrimonio de Aligestión Integral, de acuerdo con el plan de liquidación aprobado doce meses antes.
En dicha comunicación se hacía constar la valoración que el administrador concursal, Don Miguel Hernández asignaba a cada uno de los bienes y derechos de la empresa entre los que se encontraba el estadio José Rico Pérez y un paquete de acciones del Hércules que representa el 15,07% del capital social del club.
Mientras que la instalación deportiva se tasaba en 13.526.686,46 euros, a las citadas acciones, 3.606.387 concretamente, se les asignaba un valor de cero euros pese a que nominalmente era de 3.606.387. La razón para lo anterior era, tal y como dejaba constancia el administrador, la delicada situación económica que atraviesa el Hércules, bueno que ya atravesaba en 2014 y es que son las cuentas de ese ejercicio la que toma Miguel Hernández para determinar el valor de los títulos de una sociedad entonces y hoy en causa legal de disolución.
El citado paquete es uno de los dos que el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) no esconde que aspira a subastar "cuanto antes" y de manera conjunta: el otro engloba el 72,69% de las acciones y es titularidad de la Fundación del Hércules que a su vez adeuda 18 millones de euros al banco del Consell. Decimos cuanto antes pero no está claro cuándo porque la calificada por el director general del IVF, Manuel Illueca como "maniobra dilatoria" de los socios de Enrique Ortiz en Aligestión, su oposición ante el magistrado a que la puja del banco del Consell sea la ganadora de la subasta de los bienes de la mercantil, impide por ahora convocar esa pretendida subasta del 87,76% de las acciones de la entidad blanquiazul.
A las mismas el IVF, como os adelantábamos el pasado viernes, no se plantea asignarles un valor de cero euros pero tampoco de 18 millones, la suma de dinero público que el brazo económico del Consell aspira a recuperar en el caso del Hércules. Eso se debe a que es con la subasta del Rico Pérez con la que el IVF espera obtener la mayor parte de esa cantidad de dinero que se fue por el sumidero, una subasta que, por cierto, además de estar pendiente de que el titular del Juzgado de lo Mercantil número 2 tumbe la oposición de los otrora compañeros de viaje de Ortiz (realmente es el cuñado del constructor, Miguel Carratalá quien asumió sus intereses en la mercantil) el IVF no se plantea llevar a cabo "hasta que el fútbol no se recupere en Alicante".
A unos 400.000 euros decía Illueca a Alicante Plaza ascenderá el precio de salida de la subasta en la que se pondrá sobre la mesa el control del Hércules, una operación en la que este lunes el director general invitaba a participar a toda la sociedad alicantina para que trate de arrebatarle a Enrique Ortiz el club y es que nadie duda que este, por medio de Juan Carlos Ramírez pujará por las acciones ("creen que solo acudirán ellos" apuntaba también a Alicante Plaza el pasado viernes Illueca, al tiempo que desmentía que exista un acuerdo con los que calificaba una vez más como "especuladores").
Ahora bine, parece harto complicado que en Alicante vaya a estar ese inversor que "luche" con el constructor por el club, pese a que los 400.000 euros son una suma asequible para hacerse, eso sí, con una entidad que arrastra una deuda de unos 20 millones de euros a los que se puede sumar en breve otros siete que reclama la Comisión Europea. Son esas 'trampas' que lastran al Hércules (no anda mejor la Fundación contra la que el IVF tiene el derecho de crédito de 18 millones de euros pero carece de patrimonio, más allá de las acciones, para afrontar su pago) las que llevan a aspirar a obtener solo 400.000 euros a un banco del Consell que ha reconocido en el pasado haber sido sondeado desde Alicante sobre el Rico Pérez y el valor que podría asignarle en una futura subasta pero no sobre las acciones que, eso sí, han despertado interés en el extranjero si bien Illueca apuesta por ser prudente con la posibilidad de que dicho interés se traduzca en una oferta.