ALICANTE. Poco antes de las diez de la noche, bajo una intensa lluvia, llegaba la expedición del Hércules al Rico Pérez.
La presencia de varias decenas de aficionados, algunos con actitud hostil, dando patadas y golpes al autobús del equipo, aprovechando la ausencia de efectivos de la Policía Nacional (su presencia se había acordado previamente, pero la expedición blanquiazul llegó con adelanto sobre la hora prevista), llevó al conductor a proseguir la marcha por la calle Foguerer Romeu Zarandieta hasta el Centro de Tecnificación, a la espera de la llegada de efectivos policiales.
Una vez agentes del Grupo de Atención al Ciudadano y de la Unidad de Prevención y Reacción hicieron acto de presencia, el autobús regresó hasta la puerta cero del coliseo blanquiazul donde los aficionados que aún continuaban en el lugar empezaron a entonar cánticos contra los jugadores y la familia Ortiz.
No se llegaron a producir detenciones, pero el asunto podría tener todavía recorrido pues la Policía conoce la identidad de los protagonistas y la empresa propietaria del vehículo quiere hacer una valoración del estado del mismo.
Lágrimas en Llagostera
La situación vivida en Alicante contrastó sobremanera con la experimentada en el Nou Municipal de Llagostera donde, según indicaron a Alicante Plaza fuentes de los Mossos, no solo el centenar de aficionados blanquiazules desplazados se caracterizó por su buen comportamiento, es que muchos de los desplazados se fundieron en abrazos con los jugadores, tratando de consolarse mutuamente.
Lo anterior no quiere decir que los herculanos presentes en Llagostera no reprocharan a los hombres de Manolo Díaz el batacazo que protagonizaron (alguno, presa de la indignación, abandonó la grada perdiéndose incluso los tres goles de su equipo), pero tras el choque la mayoría de los unos y los otros terminó empatizando entre lágrimas. Entre los futbolistas más afectados destacaban los alicantinos Borja Martínez y Raúl Ruiz.
