ALICANTE. Ya lo decía Peter Ustinov, actor que encarnó a Hércules Poirot, uno de los personajes del universo Agatha Christie: "Todo el mundo comete errores. La clave es cometerlos cuando nadie nos ve".
En el Hércules metieron la pata convocando una Junta General de Accionistas el Día de Santa Faz y después de que el respetable les pusiera la cara roja ahora va a enmendar el error, tal y como adelantó su presidente interino la semana pasada. El problema es que la solución, que no desveló Quique Hernández, será tanto o más chapucera que la elección del día de la primera convocatoria y encima pondrá de manifiesto que Juan Carlos Ramírez y Javier Portillo (Enrique Ortiz), se hicieron por medio de Zassh Tecnológica con la deuda de la Fundación hace tres meses, pero pese a tenerlo todo a favor, no han movido un dedo en este tiempo para convertirse en los máximos accionista (ejecutar la prenda con la que se garantiza el pago de esa deuda), lo cual no hace sino contribuir a generar más dudas sobre el futuro de la entidad.
El club saboteará la primera convocatoria, la fijada para el jueves 12 de abril, festividad de Santa Faz, con la colaboración de su Fundación. Pepe León, apoderado de la misma y que ante la citada inacción de Zassh sigue siendo la máxima accionista, no acudirá ese día por lo que, con independencia de que se presente hasta el último del resto de accionistas, no habrá 'quorum'. Así, la Junta se celebrará al día siguiente (viernes 13), a la misma hora (diez de la mañana) y en el mismo lugar (sala de prensa del José Rico Pérez), tal y como está fijado en el anuncio publicado en el Boletín del Registro Mercantil el pasado 8 de marzo.
Por cierto, esa convocatoria está firmada por Carlos Parodi en calidad de presidente, cuando solo falta un mes para que se cumpla un año desde que se anunció que abandonaba la presidencia del club. Lo anterior es consecuencia de los pies de plomo con los que ha caminado la entidad en estos 11 meses, pese a los nuevos bríos que Juan Carlos Ramírez aseguraba que iba a imprimirle. La postura del empresario vasco hay que calificarla de bastante juiciosa, pero para su intereses y no tanto para los del Hércules, como se ha demostrado con el enésimo fracaso deportivo: el problema de la deuda con la Agencia Tributaria aconsejó, por esa 'cosilla' de la responsabilidad de los administradores, no firmar ni un papel y pararlo todo empezando por la planificación deportiva pese a que se sabía con mucha antelación que se seguiría compitiendo en Segunda B una temporada más. Ahora la historia se repite, pero a los nubarrones que representan la deuda con el fisco se unen los del lío con la Comisión Europea (siempre que el pronóstico de los abogados contratados por el Hércules se cumpla): si hace un año se entendía que lo más aconsejable era no mover un dedo, este parece tanto o más recomendable, algo que choca con la demanda desde algunos sectores de que se ponga ya en marcha la planificación deportiva del próximo curso...