VALÈNCIA. Las alarmas saltaron por partida doble cuando Juanmi marcó el segundo del Betis en el Villamarín. Primero por la sentencia de un partido al que el Levante no había perdido la cara en 70 minutos; y segundo, porque Aitor Fernández se llevaba la mano al gemelo izquierdo después de caer de manera poco ortodoxa en un paradón a bocajarro a Mandi. El guipuzcoano continuó en el campo, aunque visiblemente tocado, probando continuamente su gemelo.
El Levante anunció en la noche del viernes pruebas para su portero durante la sesión regenerativa del sábado en Buñol y estas revelaron que, al menos, se descarta una lesión de gravedad en ese gemelo zurdo. Es todo un alivio teniendo en cuenta la otra lesión en la zona del sóleo que, de momento, permanece en la enfermería: la de Postigo, que tras el acelerón para llegar al partido de vuelta de la Copa ha cumplido un mes en el dique seco.
Aún así, es necesario matizar que Aitor Fernández tendrá que esperar. El equipo regresa el lunes a los entrenamientos y el portero tendrá que probar sus sensaciones dentro del descanso de dos semanas que, a efectos de las molestias del de Mondragón, se hacen enormes. Saber que esquiva la gravedad es un respiro, pero será necesario esperar al lunes para poder delimitar con exactitud el alcance las molestias, si remiten o no lo hacen.
La realidad es que el alivio de que Aitor Fernández se libre de una lesión grave se agranda si Paco López mira al banquillo. Allí tiene a un debutante en Primera esta temporada, pero Dan Cárdenas ha demostrado tener nivel para suplir al meta vasco si fuese necesario hacerlo una vez concluya el parón por fecha FIFA. Otro escenario se abriría si una lesión de gravedad -que no es el caso- le otorgara la ocasión de jugar la recta final del curso, pero la confianza en el de Terrassa es muy grande en el club de Orriols pese a la sorpresa del mes pasado cuando salió del once copero ante el Athletic.