VALÈNCIA. Kiat Lim, último producto de la factoría de un holding que especula con las ventanas de oportunidad. Para cada fase, un hijo. Kim en el despertar, Kiat en la decadencia. Príncipe de la corporación; Kendall o Conor Roy. Sacarlo a divulgar la palabra de la propiedad el mismo día que el Valencia se jugaba su final -pero sobre todo el día que el valencianismo ponía en práctica el ritual de lo colectivo- refleja la necesidad de los Lim por hacerse ver incluso cuando se ausentan. Con una lejanía absoluta sobre los códigos: presentar a un desconocido en un día tan señalado no hacía más que ahondar en el absoluto vacío que sufre el club, huérfano de mando, gestión y afecto.
En el perfil trazado por Paco Polit, Kiat Lim aparece como el emprendedor de los deportes metaversicos. Es útil saber qué piensan los que poseen la mayoría. De entre su maraña de ideas se puede intuir de qué manera articularán la presencia del Valencia dentro de su proceso de acumulación de intereses. Señala Kiat Lim, parafraseado a partir de sus intereses en los negocios: “Buscamos formas diferentes de interactuar con el deporte. Hasta la fecha es muy pasivo: te recuestas en el sillón y ves el partido. Queremos que haya interacción con el juego para que sea más emocionante para el usuario”.
Es un mal punto de partida, Kiat. Los usuarios hasta hace poco tiempo eran militantes que fidelizaban con el club por una idea conjunta de pertenencia. Solo que por la intensa labor neutralizante del holding han ido decayendo, se ha ido perdiendo afiliación a la carrera y se han limitado las oportunidades para que la fuerza colectiva pueda convivir con el club.
Se refiere Kiat a la pasividad de los aficionados: “te recuestas en el sillón y ves el partido”. Un tipo de análisis parcial y extendido entre mucho predicador de la nueva tecnología de la desubicación. Debería verse algunos vídeos de Mestalla. No sé, pongamos el Valencia-Espanyol con Baraja en memorable akelarre. ¿Pasivo?, ¿sillón?, ¿emoción?, ¿usuarios? La manera más rápida y convincente para activar a los ‘usuarios’, darles emoción y levantarlos del sillón es tan simple como mostrarles alicientes, hacerles partícipes, permitirles vivir de un reto en común.
En ese análisis de las tendencias de mercado Kiat Lim tiene a bien hablarnos de la búsqueda de mucha mayor “interacción con el juego”. No sé, Hulio: el Valencia antes era un club que, aún con sus defectos, permitía a sus aficionados el lujo de poder interactuar con la institución a través de redes; un club con relaciones con su Agrupación de Peñas, su principal órgano vertebrador.
Cuando alguien dice hablar en representación de la propiedad del Valencia estaría bien pedirle algo de seriedad y no una concatenación de frivolidades y tecnolugares comunes.