VALÈNCIA. No soy quién para pedirle nada al aficionado que acude a Mestalla pero a un tipo tan perseverante como Sergi Canós en su objetivo de enfundarse la camiseta del murciélago hay que aplaudirle e incluso ser algo paternalista con él desde la grada si comienza a jugar y no está afortunado.
El de Nules lleva desde diciembre declarándose como un adolescente febril y se ha roto la cara con el Brentford para que su salida hacia 'la terreta' no fuera gravosa para los bolsillos rotos del Valencia.
Cuando comenzó la pretemporada con las abejas se presentó con una camiseta reivindicativa pidiendo que le dejasen salir. "Please help me", se podía leer. Ignoro si era una mensaje para Peter Lim o para Matthew Benham, el propietario del club inglés. Lleva esperando dos meses a que Miguel Ángel Corona le diese el famoso OK de Lim, aceptó una rebaja en el salario respecto a su sueldo en la Premier League para que encajara en el coste de plantilla del Valencia, ha estado en la ciudad para pasar la revisión médica y ha tenido que volver a Inglaterra porque Lim no daba luz verde a su fichaje pese a que había propuesto pagar de su bolsillo y de su ficha en las próximas cinco temporadas los 250.000 euros que costaba su libertad.
No recuerdo un comportamiento semejante, un amor tan desmesurado, en un futbolista que se decide a firmar por el Valencia, aunque tengo menos memoria que un rape.
Hemos visto fotos suyas de pequeño vestido con el equipaje del Valencia en redes sociales, se han recuperado tuits que escribió en 2015 cuando estaba en las inferiores del Liverpool dando apoyo al once de Mestalla. Desde que Gayà mostrase en Superdeporte su habitación y las sábanas de su cama llenas de escudos del Valencia no sucedía nada semejante.
Ahora bien, pedir el aplauso y la comprensión para Canós que ha decidido, por sentimiento, jugar en un club desguazado, no quiere decir nada más que eso. En otro contexto de entidad, en un escenario de bonanza, jugando Liga de Campeones, probablemente ese jugador no habría venido, claro. Las miras estarían en otro perfil, superior, de futbolista.
El Valencia tendría que aspirar a jugadores de más categoría, por supuesto, pero ¿de qué Valencia estamos hablando? ¿Del actual? Entonces es imposible porque Peter Lim lo conduce como una res camino del matadero. El que pueda venir que, al menos, como Canós, muestre hambre, sentimiento y compromiso. Tendrá todos mis respetos. Así, volver a ser alguien será más sencillo.
Aplaudan a ese hombre cuando asome por Mestalla. Es un murciélago.