VALÈNCIA. Hace apenas unos días, 20 jugadoras eran los facilitados por Ambros Martín, seleccionador nacional, para preparar la quinta participación del balonmano femenino español en unos Juegos Olímpicos. Entre las elegidas, como no, aparecía el nombre de Lara González. Una de las líderes de un equipo, que en Torrevieja, a escasos 35 kilómetros de su Santa Pola natal, obtenía el pasado mes de Abril el billete para la gran cita deportiva de este verano en la capital francesa. Además, lo hacía portando el brazalete de capitana. Una responsabilidad labrada al lado de la mejor generación del balonmano español. Aquella que se hacía de bronce en el mundial de Brasil en 2011 y en la competición olímpica de Londres en 2012. Así, 2014, apenas un año después de completar su debut oficial con las Guerreras, González se colgaba la medalla de plata continental. Algo que repetiría años después en el Campeonato del Mundo de 2019, donde ya ostentaba un peso específico sobre el grupo, ejerciendo como referente de una zaga que camina al ritmo que ella marca. Esta posición en la zaga, la cual no evitaba el idilio que tuvo con el gol en sus inicios y que en ciertas circunstancias de partido, en ocasiones, vuelve a reencontrar. Así, con el título de máxima goleadora de la liga doméstica, emigraría fuera de nuestras fronteras. Metz se erigió como parada inicial y triunfal en el país vecino, donde su estancia en tierras galas inauguraba de forma abultada su personal sala de trofeos. Un país al que regresaría, después de pasar por Hungría y Dinamarca, en este segundo llevándose un título de copa bajo el brazo, primero a Besançon y seguidamente al Paris 92. El pasado verano, llamada por Carlos Viver, anterior seleccionador español, se unía al Rápid de Bucarest, uno de los grandes equipos continentales.
Lara, desde el lateral, se convierte en una defensa difícil de superar. Una gran colocación y contundencia, que sin embargo, no es sinónimo de ser sancionada con asiduidad, más bien todo lo contrario. Algo que demuestra claramente su precisión a la hora de frenar a las mejores atacantes del planeta.
A menos de 50 días para comenzar los Juegos Olímpicos, es el turno de llegar de la mejor forma posible a una tercera cita con los dioses y diosas del deporte y mostrar, por enésima vez, todo ese potencial que las sitúan entre la más grandes.