Baraja rompe el cascarón

VALÈNCIA. El debut en Mestalla como entrenador de Rubén Baraja dejó un buen sabor de boca en Mestalla. El innegable tirón de tener en el banquillo a una de las figuras más importantes que el equipo blanquinegro ha tenido en su historia hizo que la grada se pusiera de su lado para empujar a un equipo muy necesitado. Pero por encima de todo ello, Rubén Baraja consiguió determinadas marcas para romper una dinámica muy negativa.

Ganar

Y lo hizo después de 103 días. El equipo no conseguía un triunfo desde el 10 de noviembre en la jornada  14. Esto significa que llevaba 8 jornadas sin conocer el triunfo, y que aún no había conseguido tres puntos de una tacada en todo lo que llevamos de 2023. Por fín se rompieron la barrera de los 20 puntos que en los que el equipo llevaba estaba anclado desde el 23 de enero cuando sumo un punto en Mestalla ante el Almería en la jornada 18. Desde entonces no se había conseguido ni uno solo de los 15 puntos que se disputaron. Viendo lo cara que se está poniendo la permanencia es evidente que cada punto va a ser vital.

Comunión con Mestalla

Gennaro Gattuso consiguió el imperdonable error de señalar a Mestalla como una de las causas que confluyeron en la desastrosa racha que ha acabado por meter al equipo en la lucha por eludir el descenso. Tras caer ante el Athletic en Copa y en la previa del partido ante el Valladolid, el italiano dijo que: "No es fácil jugar dentro de Mestalla con 45.000 personas que te aprietan al primer fallo". 

Baraja fue todo lo contrario desde el primer día. Ya en el día de su presentación dijo que: "Necesitamos a la gente, me siento aquí y hoy soy entrenador pero soy un valencianista más. He venido como público a ver al equipo con mi pase desde que me retiré y he disfrutado los momentos buenos. Quiero jugarme este reto con mi Mestalla detrás, el que quiero y el que recuerdo, que te alienta, te empuja y te hace ganar partidos, yo ya lo viví en 2008, que nos hicieron salvar la categoría". El Pipo supo enganchar emocionalmente a la grada de Mestalla desde el minuto uno de partido y se llevó una enorme ovación al aparecer en la banda. En los 90 minutos estuvo constantemente haciendo gestos y aspavientos para que la hinchada transmitiera apoyo el equipo y a fe que lo logró. Mestalla empujó liderada por Baraja y el equipo lo acusó para bien, consciente de ello, el primer mensaje del míster en sala de prensa tras el partido y de motu proprio fue para agradecer la respuesta de su afición: "ha sido tremendo volver a casa y sentir a la gente, ellos han estado ahí y nos han sostenido".

Portería a cero

La cuarta de la temporada. Las tres anteriores se habían producido también en Mestalla ante Girona (1-0), Celta (3-0) y Betis (3-0). El entrenador le concede una importancia vital y se mostró satisfecho con ello tras el triunfo ante los donostiarras al asegurar que el equipo había hecho merecimientos suficientes para no encajar ningún tanto. 

Las mejoras del equipo a la hora de defender la pelota parada (se acabó la pasiva defensa zona exhibida hasta el momento en córners y faltas del rival) y los centros laterales de un equipo como la Real que buscó la meta de Mamardashvili constantemente le dan la razón al entrenador. Además, pese a que el guardameta georgiano hizo dos paradas de mucho mérito, no fue el clásico partido en el que le chutaron una gran cantidad de veces a puerta. Ahora queda desear que lleguen también más porterías a cero fuera de Mestalla porque eso será sinónimo de sumar puntos.

Solidez 90 minutos

Quizá una de las transformaciones más asombrosas conseguidas por Rubén Baraja en sólo 10 días. Pese a advertir en repetidas veces (no sin razón) que el proceso de cambio del equipo no se producirá de un día para otro, lo que se vio en Mestalla ante el tercer clasificado de la liga fue realmente meritorio. 

El equipo supo jugar el partido y leerlo correctamente bien plantado sobre el terreno de juego y no perdiendo la brújula del encuentro en ningún momento por más que la Real presionara. Tapó bien los espacios atrás y supo salir a la contra con el desgaste fundamentalmente de un Hugo Duro descomunal en el esfuerzo. Baraja tuvo claros sus planes en todo momento y pese a las lesiones durante el mismo de Gabriel y de Lato no descompuso su entramado en ninguna fase del partido pese a que el cansancio hizo mella (aunque menos que en otras ocasiones en el tramo final). Las soluciones desde el banquillo en forma de cambios fueron acertadas como por ejemplo en la decisión de doblar el lateral en la derecha con Thierry por delante de Foulquier (si no se hubiera caído Lato, muy probablemente también lo hubiéramos visto en la izquierda con Jesús Vázquez), y con el recurso de meter a Diakhaby en la posición de mediocentro con lo que el equipo acabó el partido atrás con Cömert y Cenk cuando lo había comenzado con Gabriel y Diakhaby.