VALÈNCIA. Últimos rezos y esfuerzos cara a la permanencia. El vestuario del Levante, más unido que nunca este curso tras luchar de nuevo contracorriente el pasado jueves, confía en las posibilidades que todavía le restan para salvar la categoría -que pasan indudablemente por Mestalla la próxima semana- y ya se ha conjurado en Buñol para las cinco finales que le quedan. La plantilla disfruta del día libre durante el actual fin de semana sin Liga y ya existe el debate interno entre jugadores sobre las preferencias en el resultado de la final de Copa. La realidad es que lo ocurrido este sábado en Sevilla no es indiferente para los futbolistas granotas.
Los últimos dos menes de competición, con evidente mejora de juego del equipo, han hecho al vestuario unirse entorno a sí mismo, sus posibilidades de extraer gran parte de los quince puntos que le quedan al campeonato, y también entorno a su entrenador. Además de los resultados, la imagen del grupo cambió sobremanera desde que los batacazos ante Getafe y Betis desembocaron en una sorpresiva victoria en el Metropolitano. Desde entonces, el Levante se ha convertido en equipo de Primera División atendiendo a sus números en el último tramo. El tercer tercio del curso coloca al Levante por encima de las posiciones rojas de la clasificación -entrarían Alavés, Granada y Mallorca- y eso no cae en saco roto.
14 puntos de los últimos 30 es lo que ha logrado el Levante de Alessio. No es una cifra prodigiosa, pero sí mejor que la de sus rivales. Es por eso que el vestuario confía en que, de ganar en Mestalla por primera vez en la historia del club, las posibilidades de salvación se multiplicarían. La jornada próxima depara duelos interesantes para los granotas: el Cádiz ha de visitar el Pizjuán, el Mallorca el Camp Nou y el Alavés recibir al Villarreal. Solo el Granada tiene un duelo más asequible, frente al Celta en Los Cármenes. Si todos los oponentes caen, el Levante volvería a ponerse a tiro de piedra. A tres de la orilla.