El valencianismo tuvo que ver a un equipo sin alma arrastrar una camiseta y un escudo casi centenarios por el estadio del Barcelona. Un equipo incapaz de defender el orgullo y la ilusión de los miles de murciélagos que observan temerosos la situación del Valencia CF
VALENCIA. Calificar como ridículo, como humillación, como bochorno o cualquier adjetivo calificativo parecido el partido del Valencia CF en el Camp Nou, jugándose una semifinal de la Copa del Rey, es no describir correctamente lo que ocurrió en el estadio azulgrana en la noche del miércoles.
Neville jugó sus bazas con un once en el que alineó a cuatro laterales, dos de ellos como extremos, y buscó las contras descaradamente. Eso era lo que al menos pretendía con su planteamiento inicial. Sin embargo, todo salió al revés. Culpar al entrenador de todo lo que ocurrió en Barcelona es no querer ver la realidad de una plantilla construida sin criterio profesional y llena de imberbes que todavía no están listos para la exigencia de un club como el Valencia CF pero que sí cobran como estrellas rutilantes del fútbol.
Neville puso a Siqueira y Cancelo en los extremos buscando su velocidad y porque por desgracia no tiene nada mejor en los extremos que ellos. Cheryshev es lo único que pudo jugar de inicio por el brasileño pero el inglés prefirió poner al que llevaba dos entrenamientos con el equipo en vez de al que sólo había hecho uno. Un detalle sin importancia en una derrota de tal magnitud.
Muy pronto se vio venir la estampida porque el equipo no ejecutó lo que se había planeado. Intentó tocar la pelota en lugar de hacerle el partido feo al Barcelona. Quiso tirar las líneas arriba y eso para un equipo sin confianza fue la muerte. André perdió un balón en el centro de campo y eso ante los intratables delanteros azulgranas es casi sentencia de muerte firmada. Así fue, Luis Suárez no perdonó y avanzó al Barça. Sin tiempo para nada una jugada de videojuego la reventó otra vez el uruguayo en la red valencianista y ahí se acabó el partido, la eliminatoria y puede que la etapa Gary Neville en el Valencia CF.
Luego vinieron ochenta minutos de vergüenza para el valencianista que lo vio desde cualquier rincón del mundo. Ochenta minutos de ver a un equipo sin alma arrastrar una camiseta y un escudo casi centenarios por el estadio del Barcelona. Un equipo incapaz de hacerse respetar ante las continuas chulerías de Neymar y algún otro. Incapaz de tener la veteranía suficiente como para exigirle con lenguaje futbolero al rival que bajara el pistón y no hiciera sangre. Un equipo incapaz de defender el orgullo y la ilusión de los miles de murciélagos que anoche se marcharon a la cama hundidos y asustados por lo que se ven venir.
Messi y Luis Suárez hicieron 5 goles más. Completaron un siete a cero trágico y demoledor que deja al Valencia CF fuera de la Copa y con la moral destrozada para encarar una segunda vuelta que se le hará larga y donde va a sufrir para lograr salir adelante. Layhoon, Kim Koh y Suso García Pitarch se miraban en el palco VIP del Camp Nou sin saber donde esconderse. La situación era límite y así serán las próximas horas en el club.