VALÈNCIA. Lleva tiempo el Valencia desconectado de la Liga. Hasta el mismo entrenador, al término de la rendición adelantada que supuso la alineación ante el Villarreal, comentó que observaba cierta relajación de los jugadores en las jornadas anteriores y que la vista de la mayoría de ellos estaba fijada en la ansiada final ante el Betis.
Comprensible, aunque no entendible, que ni los jugadores ni el mismo entrenador, establecieran ciertos parámetros de intensidad para no dar esa imagen tan pobre, en cuanto al juego, en las últimas jornadas. La vía de la liga para acceder a Europa se alejó hace mucho tiempo. El rival del Valencia, en los partidos anteriores a esta final, no ha renunciado a estar en lo más alto en la competición liguera. Quizás porque no tienen tan alejado el estar en Europa e incluso en la Champions League. Muchos jugadores titulares estuvieron en Sevilla ante el Elche aunque el Betis perdió el partido. Los dos equipos vienen de perder su anterior partido. Las sensaciones futbolísticas son muy diferentes.
A pesar de todo ello, estoy plenamente convencido, de que los hombres valencianistas que salten al terreno de la Cartuja van a dar una sensación totalmente diferente a las que ha dado el equipo en las últimas jornadas. Lo hecho anteriormente no va a ser ningún baremo al que agarrarse. El Valencia se juega en un partido el defender la historia de un club centenario, el dar al aficionado una alegría de las que anda escaso, el volver a sentirse orgulloso del valencianismo que envuelve su corazón, la culminación de un trabajo arduo de sus técnicos y jugadores que están sufriendo mucho para poder hacer algo reseñable a pesar de las trabas en la parte noble del club, y quien sabe si este 23 de abril se juega también el futuro de un nuevo Valencia.
Es el día D. No va a ser fácil. El Betis es un buen equipo, con buenos jugadores y algunas individualidades fantásticas. Tienen un gran entrenador y juegan en su ciudad. La presión que tienen puede ser un arma de doble filo. La forma de jugar del Betis, a la que no van a renunciar, puede favorecer al Valencia que buscará cerrar espacios y salir al contraataque para golpear en la debilidad bética que es su sistema defensivo. Su ansia atacante deja en ocasiones a la defensa bética en condiciones de vulnerabilidad que el Valencia, a buen seguro, va a tratar de aprovechar.
Quien se adelante en el marcador tendrá mucho ganado. Para el Valencia la seguridad defensiva será determinante y también que los jugadores estrella que tiene, mantengan un buen nivel físico y técnico. Todo el mundo se juega mucho en esta final de Copa. Es momento de que, a pesar de las diferencias y de las controversias existentes, aparquemos las rencillas y las críticas por un día y arrimemos todos el hombro para poder dar al Valencia toda la fuerza necesaria para vencer y conseguir la Copa.
Los que han viajado y los que se quedan en sus casas. Entre todos y, como no, con el trabajo de los técnicos y de los jugadores, haremos todo lo posible para que esta Copa se quede en las vitrinas valencianistas y engrosen el número de títulos conseguidos por nuestro queridísimo y centenario Valencia CF. Es el día D pero empujaremos todos juntos para que se convierta en el día V. El día de la victoria. Volved a Valencia con ese título tan deseado y ansiado. Estoy seguro de que os vais a dejar el alma en el terreno de juego. No me cabe la menor duda. Ánimo y fuerza. La afición ya sabéis que está de vuestro lado y no os va dejar solos. Ojalá al finalizar la final podáis compartir vuestra alegría con ellos. Que el día D sea el día V.