VALÈNCIA. Ansioso, débil, desesperado y triste. En ese orden. El Levante se mimetizó con la niebla que caía en Orriols ante un Racing que metió al equipo de Javi Calleja en una profunda depresión de caballo. Los granota salieron hiperactivos y por ahí llegó el primer tanto de Clemente que, a la postre, no iba a ser más que el inicio de otro episodio de esquizofrenia. Porque a los cántabros les iba a costar poco empatar y, a pesar de marcharse al intermedio por delante, el Levante volvió a las andadas en la segunda parte. Arana, Peque y un entramado defensivo demasiado tierno pasearon por la alfombra roja del elenco de José Alberto. Un 2-4 que duele y que sume al conjunto blaugrana en su profunda crisis a pesar de los resultados propicios de la jornada.
Con todo, el primero en aparecer en escena fue Dani Gómez. El madrileño recogió en posición reglamentaria un buenísimo envío de Vezo y dejó en bandeja el tanto de Clemente ligeramente rebasados los primeros diez de juego. Gómez rompió a Mantilla a la altura del área pequeña y Ezkieta detuvo el 'pase de la muerte' del ariete; el rebote, sin embargo, quedó perfectamente dividido para que el canario reventara una puerta racinguista con mucha camiseta blanca taponando lo casi imposible. Clemente puso por delante al Levante pero, diez minutos más tarde, los granota volverían a la casilla de salida: Arana se escurrió en un agujero entre Vezo y Dela para definir de manera académica ante Femenías. Fuerte y al lado que el meta le había marcado. 1-1 y zozobra.
Porque el empate cántabro había llegado tras un despiste y había cogido en ropa interior a la zaga local tras una falta que Clemente -muy activo y en todos los ajos- reclamaba a la altura del banquillo de Calleja. De hecho, Galech Azpeteguía empleó varios minutos en recibir instrucciones desde Las Rozas, pero el VAR continuó sin intervenir a favor del Levante por un derribo que el colegiado había visto en vivo y en directo. El caso es que las tablas trajeron un tembleque peligrosamente reconocido por la grada de Orriols, que clamó en contra del colectivo arbitral -las heridas de este curso están abiertas de par en par- y se impacientó frente al carrusel de pérdidas de los suyos en campo propio. El Racing comía terreno.
Aún así, un último arreón de lucidez en el primer acto iba a llevar a los granota por delante al descanso. Más que blanda y errática, la defensa verdiblanca se lo puso sencillo a Iván Romero cuando un centro desde la diestra pasó por hasta tres pares de piernas hasta llegar al manchego, que mató con una definición de quilates: al primer toque, bote pronto y ajustado a la izquierda de Ezkieta. Antes, el portero pamplonica había cometido un penalti de libro sobre Dani Gómez, pero un justo fuera de juego anterior le estropeó la fiesta particular al '9'. Sea como fuere, tranquilidad no iba a traer el paso por vestuarios. A más de uno se le atragantó el bocadillo cuando Álex Valle se comió a Arana dentro del área en una carrera atrás. El trencilla no dudó un instante en señalar la pena máxima: la bota del lateral había contactado con la del delantero y, para el juez navarro, fue del todo suficiente. "Penaltito", diría Calleja. El caso es que Peque anotó y los suyos volvieron a reiniciar la partida.
Y esta vez iban a reanudarla con más vidas. Entre el penalti, las decisiones arbitrales y la explosión de la grada, al Levante le pesó la situación. Otra vez. Tanto que una empanada defensiva evidente, especialmente de un Dela permisivo con el cogote de Arana en los morros, puso por delante al Racing. El punta canario se revolvió ante el central con pasmosa facildiad y volvió a vencer, con todavía más simplicidad, a Joan Femenías. En un abrir y cerrar de ojos, los de José Alberto López habían hecho el tercero y los puntos se iban a a Santander... con media hora aún por delante. La misma que iba a servir, incluso, para que Peque hiciera más grande el orificio y ousiera el cuarto racinguista en otra acción de excesiva transigencia en área granota. Los gritos de furia del Ciutat contra el colectivo arbitral se volvieron contra el palco y la tensión fue en otro sentido. La niebla caía sobre Orriols, tan fría como las sensaciones del equipo en el césped.
Ni siquiera los 13 de añadido sirvieron para destascar al Levante ni un segundo. Música fúnebre inundaba al equipo cada vez que pretendía hacer ademán de evitar el desastre. Era poco menos que imposible. Ni el empate del Racing (de Ferrol) ni la derrota del Eibar, que además espera con dientes afilados en su casa para dentro de una semana, sirvieron de empujón para volver a las plazas de promoción. Por más que el difuso objetivo granota sea el manido "partido a partido" y la situación clasificatoria, solo una coyuntura. Una que es, precisamente, tan espesa como la niebla que se acomoda en la ciudad. Solo Brugui, desplomado sobre el césped, podía dejar el drama en un mal menor.
Ficha técnica:
Levante UD: Femenías, Xavi Grande, Dela, Vezo, Álex Valle (Cantero, m. 87), Oriol Rey (Algobia, m. 87), Pablo Martínez, Carlos Álvarez (Bouldini, m. 61), Clemente (Rober Ibáñez, m. 68), Romero (Brugui, m. 68), Dani Gómez
Racing de Santander: Ezkieta, Mantilla, Germán Sánchez, Rubén Alves, Saúl García, Aldasoro, Íñigo (Grenier, m. 80), Peque (Sangalli, m. 80), Andrés Martín (Lago Junior, m. 14), Íñigo Vicente (Dani Fernández, m. 80), Arana (Ekain, m. 65)
Goles: Clemente (1-0, m. 11); Arana (1-1, m. 21); Romero (2-1, m. 40+2); Peque (2-2, m. 53); Arana (2-3, m. 60); Peque (2-4, m. 70)
Tarjetas: Bouldini (m. 84), Dela (m. 88) por el Levante; Lago Junior (m. 84) por el Racing