Hoy es 14 de octubre
VALÈNCIA. Mejor, casi imposible. Con el embrollo de las inscripciones a cuestas y la salida de Pablo Martínez, jugador franquicia, más cerca que nunca, el Levante de Julián Calero venció con mucha solvencia al Sporting este domingo. Se plantó en Gijón un equipo serio, con una seña de identidad clara y un orden marcial, 'caleriano', clave para amarrar el triunfo. A pesar de un dubitativo inicio, las piezas empezaron a encajar pronto. La magia de Carlos Álvarez y la chispa de Kocho llevaron al Levante al descanso con diferencia de dos, y ese colchón sirvió para soportar el arreón del combinado de Rubén Albés en el segundo tiempo. Dubasin recortó distancias pero el cuadro blaugrana sí sabe, este año, apretar los dientes. A falta de inscripción de futbolistas y fichajes a causa de las estrecheces económicas evidentes de la entidad, el Levante se inscribió a la esperanza. La cosa empieza bien en Orriols.
De una pérdida grave al gol que abrió la lata, en apenas quince minutos. Así arrancó el encuentro de Carlos Álvarez, y por ende el del Levante, en El Molinón. Un pase vertical, de enemigo, de Oriol Rey propició la confusión del centrocampista de Sanlúcar, el robo del Sporting y el tanto inicial de Dubasin -a la postre anulado por fuera de juego- para empezar la temporada. El offside del belga, por milímetros, hizo respirar al conjunto granota: pese al primer desajuste defensivo y el titubeante arranque del equipo, consiguió reponerse. Y Carlitos llevó la voz cantante de la pronta reacción. Primero probó a Yáñez y después recogió una gran acción de Andrés García a pierna cambiada para, esta vez sí, estrenar el marcador. El sevillano tocó, sutil, un centro de izquierda del canterano a la altura del vértice del área.
Fuera presión. Los chicos de Calero moderaron el empuje sportinguista de los primeros compases y cogieron el cetro del partido. El Sporting perdió fuelle y el Levante encontró la vara de mando. Entonces solo Juan Otero complicó a Marcos Navarro y Jorge Cabello en la parcela izquierda de la trasera blaugrana, pero los locales parecieron desvanecerse ante un rival que recuperó el orden 'caleriano' descubierto en pretemporada. Un centro desde la zurda hizo dudar a Andrés Fernández, que estuvo a punto de cometer penalti en una salida defectuosa -al menos, así lo demandó El Molinón y lo consultó Germán Mansilla-; mientras, Morales marraba una posibilidad de abrir brecha.
Más listo fue Kocho. El georgiano sí aprovechó el agujero del portero del Sporting y, al borde del intermedio, hizo el segundo de falta directa. En posición escorada y con toda la intención, el '6' buscó el disparo por el lado de la barrera tras marcar jugada para colgar un centro al área. Yáñez ya había dado un par de pasos clave para alcanzar un hipotético balón aéreo y, cuando quiso reaccionar, el disparo ya cogía dirección portería. Justo antes del descanso, la inteligencia de Kocho y el orden marcial de los suyos permitía coger aire y flotar sobre el césped de Gijón.
Tampoco el Sporting había mostrado mayor peligro. No fue un hueso duro hasta que le vio el colmillo al Levante. El paso por vestuarios sirvió el equipo de Rubén Albés para autosacudirse y despertar. Era de esperar que los asturianos, espoleados por su hinchada ávida de intensidad, volviesen a empujar al cuadro de Calero. Era la hora de hacer imperar el orden indetitario y apretar los dientes... pero un centro de Cote al segundo palo complicó tal tarea. Marcos Navarro echó a dormir y Dubasin se elevó para cabecear a un lado y recortar distancias. El centro fue medido y el testarazo, inapelable. El Sporting se desperezaba y Calero movía el avispero en busca de su estructura marcial: retiró la magia de Carlitos e introdujo el equilibrio de Algobia.
Lo previsible: el gol de los rojiblancos cambió las cartas. Nueva mano y un envite con diferencias respecto al primer tiempo. El Levante mantuvo su orden, pero encerrado. Los de Calero no eran capaces de salir con claridad de campo propio, pero el crono corría y el rival tampoco daba forma a su ímpetu. Al Sporting le costó horrores desplazar la pelota y generar peligro claro más allá de balones colgados de Cote desde su zurda. Por eso los granota recobraron la calma tensa y el deseo de que nada ocurriera en Gijón. A falta de diez minutos, esa fue la gran premisa.
Y el Levante resistió. Calero metió a Espí y el de Tavernes aportó en diez minutos más que Bouldini en una hora. El equipo, además, tiró de un oficio desconocido la pasada temporada. Pese a su juventud, supo padecer y arañar los segundos de respiración necesarios para dejar morir el partido. O, al menos, intentarlo. Porque los asturianos las tuvieron hasta el último momento. Queipo tuvo un remate franco tras un centro tocado de Campuzano, pero los de Calero dieron con su pizca de suerte en El Molinón. También con un insólito saber hacer. Se sufrió, se aguantó y se fue mejor. El Levante sumó sus primeros tres en El Molinón.
Ficha técnica:
Sporting de Gijón: Yáñez, Rosas, Curbelo, Diego Sánchez, Cote (Pablo García, m. 86), Bernal (Queipo, m. 68), Olaetxea, Nacho Méndez (Nacho Martín, m. 28), Otero, Gaspar Campos, Dubasin (Campuzano, m. 77)
Levante UD: Andrés Fernández, Andrés García, Elgezábal, Cabello, Marcos Navarro (Dela, m. 79), Oriol Rey, Kocho, Carlos Álvarez (Algobia, m. 62), Brugui (Espí, m. 84), Morales (Lozano, m. 75), Bouldini (Romero, m. 62)
Goles: Carlos Álvarez (0-1, m. 14), Kocho (0-2, m. 42), Dubasin (1-2, m. 58)
Tarjetas: Olaetxea (m. 39), Cote (m. 56) por el Sporting; Elgezábal (m. 44), Marcos Navarro (m. 79) por el Levante