VALÈNCIA. Al filo de las 10 de la noche del domingo 5 de mayo de 2002 Alfonso Pérez Burrul daba tres golpes de silbato para dar por finalizado el partido que el Valencia CF ganaba en Málaga por 0-2 y que le convertía 30 años después en campeón de liga; concretamente de la temporada 2001/02.
Toda Valencia se echó a la calle para celebrar un campeonato que fue la consecución de un logro de alto prestigio que vino a curar de manera balsámica las heridas que dejaron las dos finales perdidas de Champions en 2000 en París y en 2001 en Milán. La felicidad se apoderó de toda la provincia y de cualquier rincón en el que hubiera un valencianista que festejó el logro conseguido por una plantilla que arrancó lejos de cualquier indicio de una conclusión tan exitosa.
El valencianismo queda en shock tras perder su segunda final de Champions consecutiva en Milán ante el Bayern. Para colmo de males, a Cúper se le cae el equipo en las tres últimas jornadas. No gana ninguno de los tres últimos encuentros y queda fuera de la Champions en el último minuto al caer 3-2 en el Camp Nou con la chilena de Rivaldo en el descuento.
Con Cúper ya firmado por el Inter el Valencia se lanza a por un entrenador. Javier Subirats tiene claro que debe ser un técnico en la línea de Ranieri y de Cúper con los cuáles el equipo se ha situado en la élite del fútbol; pero todas las primeras opciones le dan calabazas al club de Mestalla. Mané, Luís, Aragones, Jabo Irureta... todos contestan de manera negativa a los nombres de consenso entre la secretaría técnica y el Consejo de Administración. Así que Subirats sorprende a todo el mundo con un semi desconocido que no entraba en ninguna quiniela: Rafael Benítez.
Su fichaje causó extrañeza y estupor en algunos casos y Subirats sabía que se apuesta era arriesgada, pero estaba seguro de ella: "para muchos fue una sorpresa porque no lo veían como una apuesta ganadora. Pero yo tenía claro que era un estilo claramente continuista que tan bien le había ido al club con los dos anteriores entrenadores. Yo sabía que Rafa era muy metódico y trabajaba tácticamente muy bien los equipos, de ahí que me la jugara poniendo su nombre encima de la mesa".
Con Benítez comandando el proyecto desde el banquillo se produce el siguiente incendio: Gaizka Mendieta le pide al club que lo traspase al Real Madrid. Para completar el cuadro, el entonces presidente Pedro Cortés compromete su palabra: "antes dimito que traspaso a Mendieta".
La presión ejercida por Mendieta y su representante Ginés Carvajal (rueda de prensa incluida), surte efecto a medias. Mendieta abandona el Valencia CF pero en dirección a Italia, a la Lazio. Lo hace con un traspaso récord hasta la fecha para futbolistas españoles, 45 millones de euros (de los que al final sólo vio algo más del 70% y el resto lo tuvo que pagar la Lazio con dos futbolistas que pasaron por Mestalla con más pena que gloria: Fiore y Corradi). Dicho traspaso supone (fiel a la palabra dada) la dimisión de Pedro Cortés a quien Jaume Ortí sucede en el cargo.
Así que con este verano tan inestable comenzaba una temporada en la que Benítez se trajo del Tenerife a Curro Torres y a Mista, y cuya plantilla reforzaron además Salva Ballesta, Rufete y Gonzalo De los Santos. Con todo ello comenzaba la temporada 2001/02.
El Valencia comienza la liga recibiendo al Real Madrid de los galácticos en el que debuta Zinedine Zidane. El Valencia gana 1-0 con gol de Angulo, Albelda le hace un marcaje perfecto a Zidane y desde la capital los lloros madridistas señalan al de La Pobla Llarga como némesis del fútbol por haber aguado la fiesta del debut del galo.
Sin embargo el Valencia no acaba de cogerle el aire el aire a la competición. Cierto es que con pocas derrotas en su haber, el equipo registra un revés en Copa del Rey en la que gana 0-1 al Novelda, pero por alineación indebida queda apeado del torneo del KO. Y es cuando se produce el punto de inflexión que lo cambia todo.
Las dudas crecían en torno al equipo pese a que Benítez en el vestuario les había dicho que ese equipo estaba capacitado para ganar LaLiga, El mismo Albelda o Cañizares han recordado en más de una ocasión el lance y el hecho de que pensaban que Benítez no estaba muy en sus cabales cuando les decía eso.
En estas llega la jornada 16, octavo con 24 puntos y las dudas son muchas alrededor del equipo y de su entrenador. Es precisamente en la rueda de prensa previa a la jornada 17, partido frente al Espanyol en Monjtuic, cuando Benítez -en su momento más delicado- asegura que con ese equipo se pueden ganar títulos. Aún así el ambiente viene revuelto, el rumor en la calle es que si el Valencia pierde ante el Espanyol, Benítez sería destituido. al descanso la cosa no puede pintar peor: Espanyol 2-Valencia 0. Al comenzar el segundo acto el entrenador madrileño quita a Aimar y saca a Salva Ballesta. Con un juego más directo los valencianistas le dan la vuelta al partido. Dos goles de Rufete en los minutos 58 y 62 y otro de Adrian Ilie en el 65 completan una remontada increíble en 7 minutos de locura. El Valencia sale de la Montaña Mágica con tres puntos y muy reforzado. El equipo comienza a coger velocidad de crucero.
La competición se convierte en un mano a mano entre el Valencia y el Real Madrid. Pero para llegar a ese sprint final el Valencia CF debe superar dos escollos. el primero la visita al Bernabéu en la primera jornada de la segunda vuelta.
Los de Benítez llegan a dos puntos del Madrid para enfrentar ese duelo que les puede poner incluso por delante en la clasificación de ganar a los madridistas. Sin embargo se producen los clásicos "errores humanos" que se dan con los colegiados cuando se visita el Santiago Bernabéu. El CTA designa para arbitrar el partido a un debutante: el colegiado canario Alexis Manuel Pérez Pérez. Pronto se hace notar en el partido cuando al poco de iniciarse el partido un perfecto centro de Rufete desde la derecha lo remata de cabeza a la red Adrian Ilie en posición correcta. En posición correcta para todos excepto para el trío arbitral que anuló el gol legal a todas luces. Además y durante todo el partido permitió un marcaje por encima del límite del reglamento de Hierro a Mista. Al final, un balón cazado dentro del área por Morientes propició el único tanto del partido al que Pérez Pérez quiso dar validez. Al acabar el partido Jaume Ortí hace unas contundentes declaraciones a las cámaras de Canal +: "En esta liga sólo puedes aspirar a ser segundo". El presidente del Valencia CF también comenzaba a jugar su particular mano en la partida de póker. El Madrid se escapaba a cinco puntos del Valencia. Sin embargo, lo mejor estaba por llegar.
Y lo mejor se llamó Rubén Baraja. Ausente durante toda la primera parte de la liga por una inflamación del ligamento lateral externo de la rodilla, se incorporó al tramo final del campeonato y lo hizo a lo grande. Fue decisivo comandando el equipo desde el eje del centro del campo en una dupla que se hizo mítica junto a David Albelda y marcó goles decisivos para llegar hasta hasta la mágica noche del Espanyol en Mestalla. Sin lugar a dudas que Baraja llegó en el mejor momento posible y lo hizo en un estado de forma extraordinario para ayudar a su equipo a levantar el título.
Desde el polémico partido del Bernabeu el Valencia CF sólo pierde dos partidos más (1-2 ante el Valladolid, justo tras la derrota del Bernabeu) y 2-1 en Vallecas en un encuentro que por ocasiones no mereció perder el equipo de Benítez.
Poco a poco, la máquina de Benítez comienza a triturar rivales con una presión asfixiante que le lleva a marcar pocos goles pero encajar todavía muchos menos. La fórmula funciona hasta llegar al tramo final de la competición.
El Valencia juega en Mallorca el sábado 13 de abril , está empatado a 62 puntos en la cabeza de la tabla con el Real Madrid. El equipo de Benítez sólo es capaz de sacar un empate a uno con gol de Baraja, y cuando el madridismo festejaba el empate pierde al día siguiente 3-1 ante Osasuna en Pamplona. A 4 jornadas del final, el Valencia se hacía con un liderato que ya no soltaría. Se mantienen las distancias tras la jornada 35. El Madrid golea 4-1 al Tenerife y el Valencia CF gana de manera agónica 1-0 (con gol de Aimar) al Deportivo de La Coruña. Siguiente jornada Real Sociedad-Real Madrid y Valencia-Espanyol.
La noche que se venía por delante iba a ser una de las marcadas con letras de oro en el imaginario colectivo valencianista.
Mestalla estaba lleno para el partido contra el Espanyol. Lleno y sobreexcitado conforme la noticia de cada uno de los tres goles de la Real Sociedad iba conociéndose en la grada. La gente era consciente de que un triunfo le metía al equipo media liga en el bolsillo 30 años después. Pero el camino no iba a ser plácido ni fácil.
En el minuto 29 Luis Medina Cantalejo pita penalti a favor del Espanyol que Tamudo transforma en el 0-1. Y por si las cosas no estuvieran ya complicadas, Carboni es expulsado al minuto siguiente tras un forcejeo que el colegiado interpretó como agresión. Minuto 30, 0-1 y con un hombre menos.
Al comienzo de la segunda parte Benitez mueve el banquillo y en el minuto 59 quita a Angulo para meter a Fabio y liberar mucho más en su banda al Kily González que en el minuto 66 suple a Vicente. La jugada iba a salir de lujo porque en el minuto 69 un rechace de una falta acaba en un balón que cuelga Rufete y recibe el Kily González dentro del área. Su centro raso al punto de penalti se le queda algo atrás en el control a Baraja que se revuelve y la envia para adentro; 1-1 y 21 minutos para conseguir la proeza.
No hubo que esperar tanto, sólo 9 minutos más. Aimar coge la pelota en media punta y sale en diagonal hace la izquierda. Allí conecta con el Kily que centra de primeras a la frontal del área en la que llega incorporado Rubén Baraja. El Pipo la engancha de primeras de manera inapelable y marca el segundo ante la locura colectiva de Mestalla. Con el pitido final Mestalla comenzó a celebrar una liga que no se escaparía 7 días después en La Rosaleda el Valencia 2001/2002 entraría en la historia.
Y también tuvo su aquel el partido. El Valencia venció 0-2 y lo hizo con autoridad (pese al susto de un gol anulado a Dely Valdés al comienzo del encuentro). Los de Benítez encarrilaron el partido al minuto 34 con un córner que remató de manera excelsa Ayala. Su gesto con las palmas de las manos hacia abajo pidiendo calma son ya una imágen icónica en el valencianismo.
La anécdota del partido llegó con el 0-2. En el minuto 44 una doble pared entre Aimar y Fabio Aurelio acaba dentro de la portería del Málaga, Sin embargo el asistente de Pérez Burrull levanta el banderín aunque el cántabro de primeras ha concedido el gol. El asistente rectifica y baja el banderín aunque Pérez Burrull ya ha hecho el ademán de anular el tanto. Protestan los dos equipos y el colegiado pide calma diciendo que va a hablar con su asistente (había un segundo jugador que entraba por la izquierda en la jugada pero al estar en línea, su posición era totalmente legal). Tras cuatro minutos de deliberación, finalmente Pérez Burrull dio el gol. Con el 0-2 se llegó al descanso, se consumió la segunda mitad y el Valencia CF se proclamó merecidamente campeón de liga 30 años después.
Imágenes de las celebraciones las hay para todos los gustos. Desde el abanico de Jaume Ortí en La Rosaleda a la afición valencianista dejando casi en cueros a los futbolistas para tener algún recuerdo de una tarde histórica. O la celebración en Mestalla bajo una tromba de agua que no impidió festejar la consecución de un título ansiado, merecido y que vino a certificar la consecución de un trabajo bien hecho tal y como recuerda el arquitecto de aquel equipo, Javier Subirats: "Fue la culminación de un trabajo que ya llevábamos labrando durante años. Lo importante es que el club tenía una estructura que funcionaba y en la que aunque hubiera alguna discrepancia todo el mundo remaba en la misma dirección por el bien del Valencia. Cada departamento trabajaba bajo unas líneas maestras, pero con mucha libertad. Yo en mi parcela, Manolo Llorente en la económica, Rafa Benítez con el equipo en el césped y Jaume y el Consejo escuchando a cada uno y validando propuestas. Y por encima de todo eso fue una alegría inmensa que se culminara de una manera tan exitosa y poder ver a tanta gente feliz por las calles. Desde luego que es un recuerdo imborrable".
El Valencia engulló a los galácticos. El Madrid de los Figo, Hierro, Raúl, Ronaldo y Zidane hincó la rodilla ante un bloque que era capaz de neutralizar a cualquier rival por fuerte que fuera. Esa liga y la del 2004 fueron los últimos vestigios de un futbol que ya ha sido sepultado por los intereses económicos y la dictadura de una industria que ha cambiado los cimientos de este deporte.