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Dudas en la "etapa de acomodamiento" del Levante: diez jornadas con luces y sombras

22/10/2024 - 

VALÈNCIA. "Siempre digo que las diez primeras jornadas son de acomodamiento, luego viene la travesía por el desierto -que viene a ser hasta la jornada 32- y luego vienen las diez últimas, donde todo el mundo tiene prisa". Es una de las reflexiones de Julián Calero, técnico del Levante, en Plaza Deportiva. Entonces, cuando el preparador de Parla atendió a este medio, corrían tiempos de bonanza. Los resultados eran buenos; las sensaciones, mejores; y el equipo clasificaba en posiciones de ascenso directo en mitad de un inicio fulgurante de competición. 

Las cosas han cambiado en Orriols. El Levante que ganaba por inercia ahora encuentra dificultades; los contratiempos, entre ellos los de una enfermería que ha empezado a llenar sus sala de espera, se han acumulado; los resultados son mucho peores -cuatro puntos de los últimos quince esoconden un pobre bagaje, siempre y que el objetivo sea incrustarse en la zona noble de la categoría-; y la falta de gol se ha convertido en un acusado problema que Calero, todavía, no ha sabido solucionar. 

En Castalia cerró, según ese discurso de Calero, la "etapa de acomodamiento" de diez primeros encuentros. El técnico respondía de esa guisa a una cuestión muy concreta: el objetivo real del Levante. ¿A qué puede aspirar este equipo, con un centro del campo envidiable en Segunda pero con solo 18 fichas de primer equipo? Decía Felipe Miñambres, horas después de cerrar un enrevesadísimo mercado de fichajes estival para la entidad granota, que mientras parte del entorno no contabilizaba a los Carlos Espí, Marcos Navarro o Xavi Grande como futbolistas de plena garantía por no poseer ficha de primer equipo, él sí los incluía entre primeras espadas con aval suficiente para rendir en Segunda.

La realidad es que, una vez la temporada ha avanzado y las bajas han hecho estragos, el grupo lo ha notado. El Levante fue a Castalia con solo 13 jugadores de primera plantilla y el entrenador acabó usando a dos de los ocho con 'ficha B' -Navarro por causa de fuerza mayor y Espí, de nuevo como revulsivo tardío-. Si a eso se suman esos evidentes problemas de gol que desembocan en tres partidos consecutivos sin ver puerta, se encuentra cierta explicación al momento de vacas flacas que hoy atraviesa el equipo. 

Sin embargo, las sensaciones son inversamente proporcionales a los números. Al menos, así lo ve el cuerpo técnico. "Entre la semana pasada y esta hemos generado una barbaridad de ocasiones que, si las pongo en bucle, es asombroso", comentó Calero tras salir derrotado de Castellón. Las estadísticas cargan de algunos motivos al técnico madrileño. Solo algunos. Porque en Santander, por más que Morales errase dos ocasiones claras, el equipo tiró cinco veces a puerta, una tercera parte de lo que lo hizo el Racing; en Castellón, eso sí, fueron 13 lanzamientos, según dicta el cálculo oficial de La Liga. La primera parte pudo solventar la cita a favor de los granota; la segunda, fue diametralmente diferente.

Un balance dudoso

De ese período de acomodamiento del que habló Calero, quedan algunos datos que invitan al optimismo. Otros, asustan. El debate sobre a qué objetivo acogerse esta temporada en Orriols está dividido. Se han extraído la mitad de los puntos posibles (15 de 30) -punto negativo-, pero el Levante, paradójicamente, es de los conjuntos con más goles a favor del campeonato (14 frente a los 16 que han anotado las dos escuadras más anotadoras hasta el momento, o frente a los únicamente 7 que ha marcado el Mirandés de Alessio Lisci, hoy segundo clasificado por su impecable trabajo defensivo-). Ese, es un punto positivo en la comparativa.

Sea como sea, el trazo más negro reside en la odiosa comparación con la pasada campaña. En esa "etapa de acomodamiento" por dilucidar las metas del curso, el Levante de Javi Calleja había sumado 19 puntos en los 10 primeros choques del torneo liguero. Solo una derrota (la dolorosa, por goleada, frente al Espanyol en el Ciutat) por las tres que ha sufrido el equipo esta temporada. Ninguna de ellas por goleada, ni por incomparecencia futbolística de un vestuario desnortado, ni con la certeza de que el equipo jamás tuvo chances de arañar puntos, como sí ocurrió en citas con el anterior cuerpo técnico -de Calleja y el propio Miñambres- al mando.

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