la cantina

El atletismo volverá a regalarnos recuerdos para toda la vida

2/08/2024 - 

VALÈNCIA. El otro día fui al cine y, subiendo hacia la sala, en un pasillo, vi como decorado el cartel de ‘Casablanca’. Eso me dejó pensativo. Qué maravilloso debió ser ir un día al cine, seleccionar una película porque igual no había otra, o porque la crítica la había puesto bien, o porque salía Humphrey Bogart con un sombrero Fedora, sentarte en tu butaca y disfrutar de un largometraje como ‘Casablanca’ por primera vez y sin referencia alguna.

Me vale ‘Casablanca’, me vale ‘Volver a empezar’ y me vale el día que España tuteó a Estados Unidos en la final olímpica de baloncesto de Pekín. Sentarte a ver algo y que, de repente, llegue algo fantástico y excepcional es un privilegio que probablemente no se olvida en la vida.

Por eso, cuando salí de mi película y volví a pasar por delante del cartel de ‘Casablanca’ pensé en qué maravillas me depararían, nos depararían, los Juegos de París. Y maravilloso, por ejemplo, fue ver el Biles II o el chino Pan Zhanle triturando el récord del mundo de los 100 metros libres en la piscina supuestamente lenta de La Défense ante 17.000 espectadores excitados porque un francés, Léon Marchand, ya llevaba tres medallas de oro y se perfilaba como uno de los reyes de estos Juegos.

El atletismo, después de las dos medallas de la marcha del jueves en los alrededores de la Torre Eiffel, empieza hoy en el estadio, el Stade de France, del que se habla ya como de un coliseo enorme y magnífico para acoger el principal deporte de unos Juegos Olímpicos, el viejo atletismo. Y pienso en las maravillas que llegarán, como ‘Casablanca’ o como el Biles II, en la pista. Y me vienen como flashes los recuerdos de Usain Bolt en Pekín, de Cathy Freeman vestida con aquella equipación elástica que la cubría de la cabeza a los pies en Sídney, del salto de campeona de Ruth Beitia en aquella madrugada de 2016, o el triunfo de Fermín Cacho, probablemente el más relevante del atletismo español a lo largo de la historia, en la final de los 1.500 en Montjuïc que vi en la grada sentado al lado de mi tío Paco. O el falso duelo entre Carl Lewis y Ben Johnson, los feroces enfrentamientos entre Sebastian Coe, Steve Ovett y Steve Cram, el triunfo desafiante de Hassiba Boulmerka, la caída de Mary Decker ante Zola Budd… Hay tantos momentos que me marcaron.

Así que ahora que empieza el atletismo, calibro qué puede sacudirnos en los próximos días. Quizá lo haga Mondo Duplantis volando por encima de un listón situado a 6,25 metros. O el español nacionalizado Jordan Díaz yéndose en tres saltos más allá de los 18 metros y medio. O Ryan Crouser acercando la bola del peso a los 24 metros. ¿Quién sabe?

La carrera que más me apetece ver es la de los 400 metros vallas de mujeres. Sydney McLaughlin, la mujer que pone a temblar el récord de la prueba cada vez que corre, siente la amenaza de una neerlandesa cada vez más poderosa, Femke Bol, que, como la estadounidense, también ha bajado de los 51 segundos. Si sale con fuerza en París y logra presionar a McLaughln no se puede descartar que su rival bata el récord mundial por sexta vez (ya lleva cinco).

Cuento también los días que faltan para ver la revancha entre Jakob Ingebrigtsen, el noruego que aspira a dominar los 1.500 y el 5.000, y Josh Kerr, el escocés que le derrotó en la final del kilómetro y medio de hace un año en el Mundial de Budapest, y que hace unas semanas, en Estados Unidos, en el , volvió a derrotarle, esta vez sobre la milla. El noruego, con solo 23 años, aspira a ganar su segundo título olímpico en 1.500, como Sebastian Coe en 1980 y 1984. Ingebrigtsen, uno que nunca se esconde, corrió en 3:26.74 el 12 de julio (hizo 40,2 segundos en los últimos 300 metros, aunque el estadounidense Cole Hocker, otro de los favoritos, hizo 38,9 en los Trials). Kerr, que ha estado a resguardo toda la temporada, solo corrió aquella milla y debutará en 1.500 en París.

Otra gran carrera será la final femenina de los 5.000 metros. Una prueba en la que confluyen las excepcionales fondistas del monumento, estrellas como Beatrice Chebet, Faith Kipyegon, Gudaf Tsegay o Sifan Hassan, la neerlandesa que ha llegado a París con un desafío monumental: 5.000, 10.000 y maratón. Kipyegon tiene la plusmarca mundial de 1.500; Tsegay, la de 5.000; Chebet, la de 10.000, y Hassan es la vigente campeona de la distancia y demostró el año pasado que es capaz de subir al podio en 1.500 en el Mundial y solo seis semanas después ganar el Maratón de Chicago en 2h13:44. Aunque aquí no van a pasar seis semanas sino dos días… Tatyana Kazankina, Svetlana Masterkova y Kelly Holmes lograron ganar la medalla de oro en 800 y 1.500 en los mismos Juegos. Tirunesh Dibaba y Sifan Hassan subieron a lo alto del podio en 5.000 y 10.000. Nadie ha conseguido triunfar en 1.500 y 5.000. ¿Será Kipyegon la primera?

Pero si alguien tiene más reciente el sabor del un récord del mundo es la ucraniana Yaroslava Mahuchikh, que saltó 2,10 el 7 de julio y acabó con 37 años de supremacía de la búlgara Stefka Kostadinova. ¿Por qué no soñar con 2,11? ¿Por qué no ilusionarse con que un día iras al cine y en la pantalla se proyectará una obra maestra como ‘Casablanca’?


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